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Cosas que pasan

Viaje a Cartagena y Coveñas

En febrero de 2024 mi hijo me dijo que si podía ir a Cali a ayudarlo con la niña 15 días, pues tenía unas semanas muy ajetreadas y como en la casa quedaba mi hija y mi yerno para cuidar el negocio me fui con la mata de la amabilidad a pasar unos días allá.

Pues nos quedamos todo el mes de febrero y cuando ya nos veníamos para el pueblito que mi sobrina nos invita a otro paseo en forma de excursión para Cartagena.

Y me dice «que dice tía, ¿quieren ir?».

«Hombre, pues aprovécheme que ando desocupada y con la maleta lista.»

De una nos alistamos para esta nueva aventura.

En las recomendaciones decía que había que llevar cobijas, almohadas sacos para estar abrigados, pero yo no vi la necesidad de tanta cosa con estos calores que estaban haciendo. Y Como íbamos para la Costa, pues menos aún.

Pensaba que con el bus con aire acondicionado no se necesitaba tanto abrigo. Pues craso error, la pagué de la peor forma. Chupé frio como nunca.

Ese bus estaba con todo el aire frio, por eso recomendaban las cobijas, nosotros llevábamos unas pequeñas de la niña que apenas nos cubrían.

La primera noche tiritaba del frío. Me fue fatal. Llegamos en la madrugada a Medellín al parque de las gordas de Botero, nos bajaron allí para que tomáramos fotos y viéramos los monumentos que habían de Botero.

Se podía visitar un edificio muy bonito al cual no pude entrar porque no andaba con la cédula, estaba en el bus con el equipaje. Solo mi sobrina y mi hijo pudieron entrar. Muy hermoso les pareció por dentro.

Luego nos llevaron para el parque de las aguas, un lugar muy bonito que estaba un poco en decadencia pues tenia una cantidad de toboganes en desuso por falta de mantenimiento.

En su tiempo era una belleza. Pues yo lo visité hace algunos años.

Allí me quemé un poco la espalda entre las aguas con olas y el revolcadero.

Lo llamaban el revolcadero porque al bajar por el tobogán le pegaba una revolcada que parecía que no lo quería dejar salir del agua y éramos arrastrados en medio del agua que nos zarandeaba de lo lindo.

Era muy divertido. La pasamos genial. Repetimos una y otra vez.

Por la noche viajamos para Coveñas, las playas de allí son muy bonitas aunque con muchas piedras para entrar al agua.

Muy recomendable entrar con zapatos, compramos un neumático y nos turnábamos para estar en el y dejar que las olas nos arrastrara un poco.

Cartagena en los zapatos

Por la noche hubo rumba, torta de cumpleaños, una de las chicas del paseo estaba de cumple, trago para el que quisiera empinar el codo, gaseosa, comilona y francachela. Solo faltó que la gata y sus gatos saltaran el umbral,.

Después todos nos fuimos a dormir muy felices sin caer en la boca de un pato tragón. Las camas estaban ricas y blanditas.

Y para variar me dio gripa y la inevitable tos que no puede faltar. Se me fue la voz y eso era de farmacia en farmacia comprando cosas para evitar que me diera más duro.

Nos llevaron a una playa que se llama la Múcura, allí almorzamos y era como más de una hora en lancha, se veía unos paisajes espectaculares y la playa allí era toda tranquilita. Las olas lo zarandeaba suavemente, el agua tibiecita lo más de agradable.

En Cartagena nos tomamos las fotos en los zapatos viejos, los cuales estaban un poco cambiados a cuando yo fui en la excursión del colegio. Al parecer los cambiaron de sitio, pues ahora se veía de fondo el Castillo de San Felipe.

Entramos al castillo de San Felipe, ya no me pareció tan lúgubre como la primera vez que me estaba dando claustrofobia.

Esta vez puede ser porque solo íbamos los tres y no me dio esa sensación. Al menos maté mis miedos allí y eso que entramos profundamente hasta agua había en el fondo.

Había poca gente o al menos no había tumultos, eso ayuda mucho a evitar el sofoco.

Fue un paseo muy bonito, la pasamos muy bien, pero yo llegué con una gripa que estuve hasta de médico y terapias respiratorias.

Me duró un mes, pero ya en estos momentos estoy súper bien y con ganas de seguir paseando.

Próximo destino… Dónde me lleven.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

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