Mis maletas tienen un problema conmigo, les gusta pasear solas y me dejan abandonada. No es que yo las abandone, las descaradas se largan si mi. Ya me ha pasado varias veces, pero tan de malas que las vuelvo a encontrar.
Primera perdida en Bogotá
La primera vez fue en Bogotá. La muy casquivana se fue con otro.
Allí ya la daba por perdida y súper triste quedé. Pues, imagínense en medio de tantos millones de personas y la pobre por ahí dando tumbos.
Pero como dicen por ahí, el buen hijo siempre vuelve a casa. Asi que al cabo de dos días regresí a mi, mansita y con todo lo que llevé, no se perdió nada.
Un señor al bajarse primero que yo, la confundió con la suya pues, eran casi iguales y como en la noche los gatos son pardos pues se la llevó y sólo dos días después vino a darse cuenta que la ropa que había ahí le quedaba pequeña.
De una a tratar de contactarme y hacer el cambio de maletas y eso fue otro paseo. Que puedes leer aquí.
En Tuluá también me pasó
Otra que me pasó fue dejarla plantada en la terminal de Tuluá. Ese sí fue descuido mio.
Estaba viajando con mi nieta y tenía una maleta grande conmigo, cuando el bus aparcó para salir, yo cogí a la niña y me subí al bus sin acordarme que llevaba maleta.
Luego pensaba que mucho cuento que no dejé a la niña, mejor la maleta que ella.
Y lo peor es que me acordé cuando ya íbamos algo retirados para regresar. Sin embargo, siempre soy de buenas y el chófer muy amablemente llamó a la terminal y dio las señas de la maleta olvidada en plena vía, casi estorbando el paso de la gente, pero efectivamente allí estaba sola y abandonada. Nadie se la llevó (que de buenas soy).
Así que le tocó viajar sin mí a casa, pero llegó.
De nuevo en Tuluá
Y la ultima que me pasó fue hace poco en un viaje corto de Sevilla a Cali, hicimos una parada en Tuluá y me bajé a comprar algo en la terminal, cuando regresé se habían ido sin mi.
Nos separaron bruscamente, pero igual la recuperé a las horas. No sin antes ser regañada por bajarme del bus sin avisarle al chofer. Pero cómo le iba a avisar si me bajé destrás de él.
El muy despistado me parece, pues antes de bajar contó los pasajeros, ¿cómo es que al subir no me echó en falta?
En estas tres oportunidades he tenido suerte y ha vuelto a mí la maleta. Espero no seguir tentando la suerte, no siempre quedaran en buenas manos.
La gente que me oye el cuento no pueden creer que recupere las maletas tan fácilmente. Por lo regular se pierden y perdidas se quedan.
Una amiga le pasó que se le perdió la maleta en un viaje y no la pudo recuperar. La empresa le respondió con algo de dinero, pero es díficil que lo que dan alcance para recuperar lo que se pierde. Más que por lo regular siempre se lleva la ropa mejorcita que se tenga.
Ahí deberíamos de aprender a andar ligeros de equipaje y echar solo lo que no duela perderse.
En mi caso casi siempre llevo alguna costura para hacer, si se me pierde la maleta me dejan mani cruzada y creo que eso me dolería más que la ropa que se pierda.