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Cosas que pasan

De paseo con Anita: una caída más

En este paseo mi sobrina nos invitó a ir a san Andrés con 6 meses de tiempo mientras ella lo iba pagando.

Los invitados iniciales eran mi hermano y su esposa (mi cuñada), pero como ella no sabía si le daban permiso en el trabajo pues al final no pudieron ir. Entonces los que aprovechamos esa vacante fuimos Andrés y yo.

Y como nosotros sí andamos desocupados y nuestro jefe nos dejaba, pues de una nos apuntamos, como era una promoción para 4 personas había que tomarla de una.

Una amiga mía también quería ir al paseo, ella pagó un poquito más pero la lograron meter en el mismo vuelo donde íbamos nosotros, así que ya éramos 5.

Y llegó el día. Aunque la verdad, eso parecía que nunca iba a llegar, pero no, que va, no hay nada eterno en el mundo y nos fuimos de paseo.

Primero madrugaditos, llegamos a Tuluá donde nos esperaba mi sobrina para tomar el bus para el aeropuerto.

Allí desayunamos y luego nos fuimos en una buseta, cuando llegamos al aeropuerto, mi sobrina le pregunta a Anita que si ella sabia montar en las escaleras eléctricas.

La tía Anita dice: «si claro yo estoy acostumbrada a montar en eso, mi hijo me llevaba en Cali a los supermercados y me montaba sin problemas«

¡Ah bueno!

Entones nosotros subimos adelante y ella iba detrás con la amiga. Nosotros acabamos de subir cuando se oye la algarabía de la gente que detuvieran las escaleras y que la estaban ayudando a parar.

Todos asustados, nos volteamos a ver cuál era el alborotó y que vemos a mi hermana allá toda despaturrada. La amiga tratando de darle la mano y no caerle encima y mi hijo tratando de cogerlas a las dos.

No sé en qué momento pararon las escaleras y ella se pudo estabilizar y la ayudaron a parar.

Eso por poco se caen todos encima de ella, yo me la imaginaba como en las películas pasando por las escalaras quedando como una laminita o dejando las faldas ahí enredadas y ella quedando en cueros.

Fue muy divertido pero pudo haber sido una catástrofe. Nos pudo haber dañado el paseo. Afortunadamente solo quedó la anécdota. De ahí en adelante quedaron prohibidas las escaleras eléctricas, para las dos.

Seguimos el paseo y ya no pasó nada mas hasta que llegamos a la isla y de eso ya te contaré en otro momento.

Anita cayendo escaleras

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

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