Vino mi hermana y entre cuento y chiste me contó algo que según ella puede dar fe porque le pasó a alguien conocido por ella.
Resulta que una amiga de ella se tragó la lengua. Según como lo cuenta le pasó esto a la señora por andar difamando y hablando pestes de Dios.
Un señor iba a ir a misa y la señora le empezó a decir que para qué iba a lamber ladrillo, que eso era una lambonería de la gente ir a resarle a alguien que nadie había visto, que dejara de ser zoquete y se pusiera a a hacer cosas más importantes que ir a que le sacaran la plata en las iglesias, que eso no servia para nada.
En fin que la señora se regó como verdolaga en playa y todos en la galería escucharon como le dio gallina al pobre señor que su único pecado fue decir que iba para misa. EL pobre se ganó la lotería sin comprarla.
Mucha gente protesto y le decían a la señora que no fuera metida y respetara la religión de cada quien, que no tenía por qué criticar al señor por el solo hecho de ser religioso. Pues con el que defendía al señor la señora más se regaba y seguía diciendo cosas en contra de las iglesias y de los dioses que adoraban sin conocerlos.
Eso se formó una polémica donde todos querían opinar, pero siempre ella llevaba la voz cantante y entre más la contradecían, más ella alzaba la voz y quería tener la razón sobre sus argumentos. Parecían todos verduleros. De la galería tenían que ser.
Al otro día la señora se enfermó de la garganta y no podía hablar. Sus familiares pensaron que por la rabia del día anterior y de tanto alegar se había quedado afónica. Pero resulta que no, se tragó la lengua y por más que la han llevado a cuanto médico y curandero les han dicho, no ha habido forma de que la señora vuelva a hablar. Le toca comer con pitillo y hablar por señas.
Ahí mismo la gente empezó a decir que era castigo divino por andar blasfemando, que Dios la había castigado con lo que más le gustaba usar, la lengua.
Le conté este cuento a mi hijo y como él se las quiere saber todas, todas, me dijo que era imposible que uno se tragara la lengua, que seguramente algo le afectó la garganta y le obstruyó el tragadero, pero que la lengua es imposible porque esta pegada al frenillo. Precisamente para evitar que alguien en un momento dado se la pueda tragar.
Y al parecer si tiene razón, así que nos quedamos sin saber a ciencia cierta qué le pasó a la señora, lo único cierto es que no puede hablar.