Emily está en la edad que todo lo quiere saber, lo quiere preguntar y le encantan los cuentos. Lo bueno es que no se enreda con los personajes, tiene muy claro quien es Caperucita Roja, Blancanieves, Cenicienta, Rapunzel, La bella durmiente, el Gato con botas, Los tres cerditos, Ect…
y a toda hora quiere que se le cuente una y otra vez. Le gusta crear cuentos de todo y dramatizarlos. Cada palabra nueva que oye para ella es una novedad.
Esta semana se aporreo en la casa de la tía y se iba a poner a llorar, cuando la tía le dice que le colocará hielo en el chichón y ahí mismo se le olvidó el dolor y la recocha con el chichon.
Me hice un chichón y ríase, cada que se golpea o ve que uno lo hace, ahí mismo dice «se hizo un chichón«.
Como vio que yo me golpeé con una ventana que pensé que estaba abierta y resulta que la habían cerrado, pues ahí mismo que se burló de mi y a todos les contaba que la abuelita se había hecho un chichón.
Abuelita cuéntele a mi papá cómo se hizo el chichón. Hágale abuelita dese contra la pared para que mi papá vea. Me decía.
No mija que tal. Ella quería que le dramatizara el golpe.
Otro día amaneció toda picada de los zancudos, las nalgas, las piernas y tenia un hinchazón en el codo y le voy diciendo:
No mija, ese pobre zancudo ahí quedo mueco al morder ese hueso suyo.
Qué abuelita, cuénteme del zancudo mueco, yo le ayude a quedar sin dientes.
Sí, al parecer le tocó ir a odontología por poquito un diente se le cayo.
Y yo lo ayudé, repetía Emily. Cuénteme más abuelita.
Pues resulta que anoche había una fiesta de zancudos, unos estuvieron en mi pieza y otros se quedaron en la suya. Por eso amanecimos tan picadas, pero uno estuvo muy de malas al no coger carne sino hueso. Al sentir que se le caía un diente se fue chillando donde la mamá a ponerle la queja y ella ahí mismo mando a sus hermanos y parientes a que se desquitaran.
Por eso es que esta tan picada por todo el cuerpo. Eso se llama la venganza del zancudo mueco.
Qué risa, Emily apenas se reía de la posibilidad de haber dejado mueco a un zancudo.
Y así por el estilo le gusta sacarle cuento a todo.
Esta semana en la casa, se nos fue la pelota a la quebrada. Nos asomamos a ver dónde iba y la vimos abajo, en una parte seca, cuando se acerca una rata y la mueve, la pelota se fue con la corriente y la niña llorando por su pelota.
Le dije que la rata necesitaba una pelota como esa, pues su hija quería jugar como nosotras lo estábamos haciendo.
Ah entonces yo la tiré y se la regalé.
Si usted se la regaló para que jugara con sus hijas.
Ah, bueno luego me compran otra, yo tengo muchas pelotas.
De esta forma ella misma se cree los cuentos y les saca partido para ella hacerse la importante.
Imagen: Mosquito bite isolated on white By nechaevkon en Shutterstock
7 respuestas a «El zancudo mueco»
Qué imaginación e inocencia tienen los niños, Emily no iba a ser menos Amparo 😉
La venganza del zancudo mueco, me estoy imaginando la fiesta que hubo esa noche en casa y como Emily vivió esa experiencia, que estoy segura que fue toda una señora experiencia para que ella pudiera contarla siendo realmente la protagonista de la misma.
La creatividad e imaginación de Emily es deliciosa, ojalá siga alimentándola y compartiéndola con tanto entusiasmo por muchísimo tiempo.
Un abrazo!
Hola Amparo, que buena la historia del zancudo mueco y su falta de dientes.
Me parece una manera buena y positiva para no «exagerar» situaciones de lo mas normal y ver su punto cómico.
Debemos aprender mas de los niños, nos están enseñando constantemente.
Un abrazo
Qué imaginación tiene Emily! Al final saca anécdotas positivas de todo lo que hace! Los niños son un ejemplo para todos nosotros 🙂
Qué buena la imaginación de los niños. Viven los cuentos como si fueran su propia realidad… Y menuda venganza la del zancudo… mandó a toda la familia para cebarse con quien lo había dejado sin dientes. Tenéis todos una imaginación tremenda. Y a quién no le ha pasado alguna anécdota parecida cuando era pequeñ@. Son los cuentos que se le cuentan a hijos y nietos cuando los vas teniendo. Muy bueno. Me han hecho reír vuestras picardías. Un beso o mejor dos, uno para cada una.
Que creatividad y que imaginación la de tu hija jaja.
Así deberíamos ser todas nosotras, con la imaginación libre no solo para inventar grandes historias, sino también para vivirlas.
Un fuerte abrazo!
Jajaja, morí con el titular del post -el zancudo mueco-
Me lo imaginé y todo.
Si bien la imaginación de la nieta es grande, la abuela no se queda atrás.
Lindo relato
¡Emily y su fabulosa imaginación! Los niños son nuestros grandes maestros, sin duda, una se soprende de como aprenden y como asocian los aprendizajes unos con otros. Muy buena la historía 😉
Un saludo,
Cristina