Este mes de agosto se está celebrando los 20 años de vida del Festival Bandola de Sevilla, no del grupo, pues este existe desde tiempos inmemoriales, creció conmigo, los recuerdo a los 4 : Maria Elena, Rodrigo, Julian y Oscar cuando estudiaba en el General Santander que nos deleitaban en el salón de eventos con su música. Me acuerdo mucho de Ojos azules, creo que era su canción de batalla en ese tiempo.
Ahora ya ha crecido el grupo, algo que me parece genial, pues asegura la continuidad de este al seguir siendo familiar. Con la hija de ellos Ana Lucia y la nieta que ya está haciendo sus pinitos, tendremos Bandola para muchos años. Además, veo otros integrantes nuevos que los consolida mucho más. Juventud en estado puro y versatilidad, lo que es más fabuloso aún.
También fueron condecorados, algo que tienen muy merecido, pues años tras año con su trabajo hacen que el pueblo reviva y se sienta esa energía positiva en todos lados y ahora con el abrazaton que han creado, es algo que mueve a todo el pueblo para tener las calles adornadas y las casas ese día se engalanan con todo lo que se quiera. El derroche de la imaginación se desborda y lo mejor se reciben y dan abrazos por todos lados. Todos lo necesitamos.
Hace apenas dos años, creo que se implemento este carnaval de abrazos, que de eso no tiene nada, pues me imaginaba que los que hacían el carnaval iban abrazando a toda la gente que estaba en los andenes esperando verlos pasar, pero no, es un carnaval de comparsas y muchachos haciendo piruetas, pero de abrazos, nada. Solo unas niñas disfrazadas iban dejando unas caritas felices al azar y le daban un abrazo a la persona que ellas eligieran, entre ellas yo fui elegida, me colocaron una carita feliz y me dieron un abrazo, del resto por ahí pocos.
Aunque bueno, la idea está ahí y creo que mientras nos acostumbramos iremos dando más abrazos, como dice la canción de ellos.
Además durante el Festival Bandola podemos ver artesanias, juegos para niños y el gusanito un carro que por $3.000 pesos les da un paseo a todos por el pueblo, aunque claro, el camello es poder montar en el tal bicho este, pues eso monta el que puede y que empuje más, no hay ningún orden ni fila, nada. Así que ya se podrán imaginar cómo es eso.
Mi hijo quería que montáramos y nos fuimos a ver cómo era el mani, si había que comprar tiquete, pagar antes o que. Pues no, le explicó el señor, usted espera a que el carro regrese y tiene que estar pendiente para montarse apenas la gente se baje, jum, que risa, les dije yo «esperemos a ver si se puede. El problema es que con esa cantidad de niños que hay, lo mejor es irnos y volver cuando ya estén durmiendo.»
Pues nada, ellos querían montar así que esperamos que volviera de su recorrido el gusanito y él se hizo estratégicamente a un lado y Elizabet al otro, yo atrasito dándoles apoyo moral y toteándome de la risa al ver los esfuerzos infructuosos de estos dos, pues los niños más pequeños y ágiles se montaban de una y vaya pues a bajarlos. Nos tocó conformarnos con verlos pasar, de careconchas nos sentamos en una banca de la miranda a comer roscas y a ver como pasaba el gusanito con su luces alegres y la gente feliz, ya tocará para otra ocasión donde no haya tanto enano levantado.
Y eso si, gente hasta para tirar a la jura, las arepas se escaciaron, el comercio tuvo su agosto. De todo espero haya quedado buena impresión para que vuelvan el próximo y los próximos años y el Festival Bandola siga acumulando años y buenos momentos.
Porque eso sí, otra novedad en estos 20 años fue la participación activa en las Redes Sociales y el streaming. Todos podíamos conectarnos y ver, desde cualquier parte del mundo, el evento en vivo y en directo, hasta mi hija que esta lejos no se perdió de nada y vio el concierto en línea y hasta saludo mando (que desocupada).
Esperemos que los próximos 20 años del Festival Bandola sean tan coloridos y maravillosos como este.
¿Estuviste en el Festival Bandola 2015? ¿Te gustó? ¿Lo disfrutaste? ¿Te lo perdiste? ¿Qué extrañas?