Así me cayó la noticia de que habían desocupado la casa de la cual estoy encargada y no por el hecho de irse de ahí, sino que vienen a avisar cuando uno está esperando es el dinero, no que le entreguen las llaves y muy caripelada va informando que ya la casa está desocupada. ¿Como así? Mejor dicho, quedé lela.
La señora me dice: «Si, ahí le traigo los recibos de los servicios y si cualquier cosa necesita, me dice».
– Pero hubiera podido avisar con antelación, como así que ya la casa está desocupada,
– Pues si, mi hija compro casita y para mi sola es muy grande,
– Pues si, pero eso no evita que me hubiera podido avisar, para saber. En cambio para que la desocupen hay que darles hasta tres meses y gratis, en cambio para avisar ni un día, cosa más rara.
Claro que con ellos no hubo problemas con el dinero, muy cumplidamente cada mes llegaba la platica sin retrasos. La única embarrada fue al desocupar sin avisar, pero bueno, pudo haber sido peor. Aunque la verdad es que estás cosas solamente pasan en el pueblo, en una ciudad vaya uno a hacer eso y verá la que se forma. Aunque claro allá con eso de «el depósito» la gente se cura en salud, aquí es que somos demasiado confiados y olvidamos que la gente también hace cagadas.
Ahora el core-corre nuevamente con la gente y el recateo por el precio. Pues nunca se atina con el bolsillo de nadie. A todos nos hace falta cinco para el peso. Eso es un tira y afloje que da miedo, veremos a ver quien gana la puja y si la podemos alquilar pronto, aunque eso sí hay muchos interesados, así que ya veremos 🙂
Mientras, hay que hacerle alguno retoques a la casa, ya que no falta el repelado en la pared y algunos detallitos para que vuelva a quedar tan bonita como cuando estaba nueva.
Lo mejor es que va llegando variedad de interesados en la casa, alguno ofrecen otros solo dicen gracias y se van y hasta ha llegado gente que quiere comprarla, aunque creo que es más gente chismosa que quiere saber cuánto pide uno por ella para irse a especular con los vecinos. En fin, vivir en un pueblo tiene sus cosas buenas y no tan buenas, pero es donde estamos ahora y es lo que toca…