
Al no estar ella, hemos tratado de seguir la tradición ya sin tanta bulla, pero igual se hace el alboroto al estar casi todos reunidos, pues ya son pocas las veces que nos logramos reunir todos. Al menos con los hijos, pues algunos más lejos que otros, pero se les recuerda con mucho cariño.
En esta última reunión fue algo muy especial pues hacia años que no se reunían los primos hombres, pues siempre faltaba uno. No porque no viviera en la misma ciudad, sino por falta de tiempo o por el trabajo, entonces cuando llegamos y lo vemos, fue la novedad. Como también lo es el nuevo integrante de la familia, Enmanuel Josua. Una piquilla de dos añitos que es la alegría de la casa. Definitivamente los niños le ponen el toque mágico a las reuniones, más que están en la edad en que son graciosos y se ríe de lo más lindo. Con una pelota que tiene, los grandes lo cogen de bobito pasándose la pelota de uno al otro, mientras él va detrás de la pelota. No es sino para risas al verlo todo afanado tratando de agarrar el balón y no poder.
De pronto uno de los chicos grandes dijo que jugaran al ponchado para recordar viejas épocas, donde se entretenían de esta forma tan sencilla y eran felices. Pues que de una salen los 4 primos a la calle a jugar el ponchado. Ni idea tenia que era con reglas definidas, piedritas y sitios de bases. Fue muy divertido verlos jugar como niños, que aunque algunos ya tengan hijos, obligaciones, de todas maneras se divierten y recordndo las jugarretas que se daba y que hasta un señor murió de infarto hace muchos años por alegar con ellos, para que no jugaran en la calle, ya que le molestaba el ruido que ellos hacían.
Al juego se incorporó una de las primas y eso le dieron como a violín prestado, fue la primera que fue al paredón, algo que tampoco sabia, que después de 5 ponchadas le tocaba ir al paredón donde todos le daban pelotazos.
Así nos dieron casi las 12 de la noche. La pasamos genial, súper divertidos todos. Luego de darles el feliz año y nos fuimos para al casa y llegamos justo a las doce, donde los vecinos estaban en la calle, felicitándose y nosotros también aprovechamos para dar el beso y abrazo a todo el que estaba a mano, las lentejas no pudieron faltar y a casi todos les di una bolsita con ellas y tire al aire para que este año sea mejor que le pasado. Si es posible. Creo que empezamos bien, pues una vecina nos invitó a esa hora a un chocolatico con queso y al otro día otros vecinos nos pasaron carne asada con papas, así que empece de cachete este año.