Esta semana le llegó a una amiga la visa para España aprobada. Mientras que a 4 personas más del pueblo les llegó negada y ella no es que tenga muchas ganas de viajar, a pesar de que allí tiene a dos de sus hijos. Entonces ella misma dice que «qué ironías de la vida. Seguro que a esas personas que le negaron la visa, le cortaron sus ilusiones para viajar, mientras que yo no tengo ganas de hacerlo.»
A otra amiga le resultan ligues con encarte y ella con ganas de tener un amorcito para poderlo exhibir. Qué ironía. Y yo que soy la del encarte se me aparecen chicos solitos y sin compromisos. Lo único es que no me gustan. Pequeño detalle, pero la vida se ríe de nosotras en la cara.
A la amiga que va para España. Que es viuda hace más de 10 años, sus hijos le tienen prohibido tratar de conseguir un nuevo amor. Cada que ella habla del tema, la tratan como si ya estuviera muerta para el mundo y sus placeres. Qué rabia que los hijos lo quieran controlar a uno. Como si ya cada uno no hubiera hecho su vida como mejor les pareció en cambio yo que tengo encarte hasta se alegrarían que consiguiera otro prospecto. Ironías de la vida.
Los que pueden no quieren, los que quieren no pueden y así somos un sin fin de contradicciones que nos hacen pensar que la vida es un tango y el que la baila es un verraco. Pues nunca nos ponemos de acuerdo con nada.