Siempre me pasa cuando voy a comprar ropa. Me parece que los espejos ese día están especialmente aumentados, para hacerme ver más voluminosa y nada de lo que me mida me sienta bien. Por lo tanto me hacen perder las maravillosas oportunidades de que me regalen algo exclusivo de boutique. Aunque a veces no es tan exclusivo, pero si carísimo.
Hace algunos meses me compré un vestido en un almacén del común. Donde no van las de dedo parado, y una vecina tenía el mismo vestido de diferente color, comprado en una boutique, donde cobran por la entrada. Al vérmelo me dijo: «tengo uno de los mismos de diferente color y de calidad diferente». «Me imagino», le dije. Pues no, los comparamos y es el mismo modelo. Lo único que cambiaba era el color y el precio, pues a ella le había costado el doble que a mi.
Quedó más desilusionada, al ver que su modelo, no solo no era exclusivo sino que habían réplicas mucho más baratas.
Se me hace que lo único exclusivo es lo que haga uno mismo. Pues ahí sí no hay forma de que me calquen un mismo bordado, un calado, un tejido o cuando le coloco florecitas de frivolite a un vestido, blusa o falda. De resto siempre habrá alguien con la misma pinta.
Mi sobrina vino y sacó 5 pantalones y 6 blusas, casi un millón de pesos. Cómo será el margen de ganancia en estas boutiques, que dan una facilidad de pago de casi un año.100 mil mensuales y no es que hubiera cosas del otro mundo. Vi muchas cositas normalitas y feas que se consiguen en los almacenes de combate. Pero como son de una boutique, pues los precios son por los cielos.
Por eso poco le como cuento a las exclusividades de las boutiques. Pues siempre se reparten las pintas en varias partes de las mismas y da la casualidad que se encuentran con sus gemelas por ahí.