A veces se debe poner los pies sobre la tierra y no andar haciendo cuentas de pajaritos en el aire. Creo que todos en algún momento tendemos a hacer cuentas alegres y a tirar el chorro más alto de lo que somos capaces de asumir.
Pasa muy a menudo con los chicos que piensan que la plata cae de los árboles. Cuando ya se ha llegado a determinado camino de la vida, somos más aplomados para gastar y es que parece que ahí si nos damos cuenta de lo que cuesta ganarse el dinero y que para gastarlo no hay ningún problema, pero para conseguirlo es un camello. Debe ser que los años me llegaron de lleno.
Y como no me preocupé cuando los hijos eran pequeños. Ni de fundas me voy a preocupar ahora que ya están viejos y creo que cada uno debe asumir su vida como ellos mismos puedan. Sin contar conmigo. Por supuesto, solo para darles apoyo moral, todo el que quieran pero más allá, no me siento capacitada.
Seguro seré muy mala madre, por que por todas partes no se oye sino los sacrificios que las madres hacen para que sus hijos estudien y salgan adelante y muchas no solo un hijo, dos y hasta tres les dan carreras universitarias y se matan trabajando para que sus hijos tengan un mejor futuro,. Pero no sé por qué yo no me siento mal al no hacer lo mismo que el común de la gente. ¿Será porque oigo que lo que hacen con una mano, lo borran con la otra al estarcen quejando de los sacrificios que hacen? Eso me da mamera, si voy hacer algo, lo hago sin esperar nada a cambio, pero para vivir amargada. Que se amarguen sin mi.
Y no es que no quiera que estudien. Al contrario me siento muy orgullosa por todos los logros que pueden hacer por si mismos. Eso me llena de satisfacción y desearía que llegaran tan lejos como sus deseos se lo permitan. Pero ojalá con los pies en la tierra y sin necesidad de meterse en camisa de once varas y sin aspirar a que la dicha del momento se convierta en la pesadilla del mañana.