Me preguntó un admirador que por casualidad me encontré en la calle hoy que salí: «si ves el destino nos quiere unir, pues por todas partes nos encontramos, ¿qué esperas para darme el sí de lo que a hace años te pedí?»
«Hace años, ¿no fue en estos diitas que hablamos?»
«No, hace más de 5 años te hice una invitación a tomar un cafecito»
«Ah, que despistada, a mi se me pierden los días, los meses, las semanas, los años y se me pierden las invitaciones, pero si es un cafecito, cuando quiera. si quiere de una vez ya que estamos por aquí». Él se rió y me dijo: «si ves que me quieres seguir tomando el pelo ¿o lo quieres seguir pensando?
«Cómo así, le estoy aceptando la invitación al cafecito«. Con lo cual caigo que el paciente quería algo más que un cafecito conmigo, pues si no son más claros, poco me gusta hacer suposiciones.
Y es que este señor es muy educado y liberal, pues dice que de puertas para adentro tengo marido. Lo mismo que él esposa, de puertas para fuera somos libres. Al primero que oigo esto, pues siempre lo había escuchado para los hombres, no para nosotras. Habría que ver si piensa lo mismo en el caso de que fuera a su esposa la que estuvieran invitando a un «cafecito».
Eso siempre me ha causado mucha curiosidad, pues se sabe que los hombres son unos machistas de lo peor y lo que la hacen, no quieren que se la hagan y no aplican el dicho: «no hagas lo que no quieras que te hagan».
Así que me quedé sin el cafecito y el señor seguirá esperando otros 5 años. A ver si cuando me vuelva a ver sigue sintiendo las mismas cosquillitas que hace 14 que me distingue y siempre le he gustado. Según él, de las cosas que se entera uno, pero igual no es mi tipo. Una lástima con las ganas que tengo de formar un harem… pero a mi gusto.