Cuando estábamos estudiando, entre las amigas nos gustaba hacernos la prueba de la aguja para saber cuántos hijos íbamos a tener cuando nos casáramos, pues en nuestras mentes inocentes solo soñábamos con encontrar al Príncipe Azul que nos montaría en su caballo y nos llevaría a un castillo donde viviríamos felices y comiendo perdices.
Sin saber la cruda realidad que nos esperaba a algunas peor que a otras. Pues de las amigas de ese entonces, ninguna se pudo decir que encontró a su Príncipe Azul, sólo sapos que les faltó darles el beso para que se convirtieran, por lo tanto los cuentos de hadas sólo quedan en eso, en cuentos de los cuales a algunas nos entró por los oídos y metimos las de caminar con algunas consecuencias no tan halagüeñas como esperábamos, pero de las cuales no se podía tomar reversa.
Y si fue verdad o mentira la prueba de la aguja, no me acuerdo muy bien en mi caso, pero siempre me ha gustado jugar con ese acertijo y a veces se lo he hecho a algunas personas, con resultados certeros hasta el momento en que la aguja se detuvo en una chica que ya estaba embarazada.
Fue algo muy chistoso porque ella acababa de llegar de donde el médico que le había mandado a hacerse la prueba de embarazo, le tocaba ir por los resultados después. Asustada llegó donde mí a contarme que ella no quería más hijos pues tenía una niña pequeña aún. Estaba recién divorciada y saliendo con un nuevo amor, entonces yo para tranquilizarla le dije que si quería le hacia la prueba de la aguja para saber si iba a tener más niños. «Bueno», me dijo «he oído que esa prueba es segura», «claro» le dije yo, «a las que se las he hecho ha dados resultados».
Pues que le hice la tal prueba y le salia la niña que ya tenía y en el segundo intento la aguja se paró. Entonces le dije tranquila que no va a tener más hijos, se le paró de inmediato. Respirando más tranquila se fue con la convicción de que se había salvado de otro chino.
A los días la vi pasar con tremenda panza y le pregunté que si era que estaba hinchada o qué le pasaba, «pues no ve que ya estaba embarazada cuando me hizo la tal prueba, conmigo falló», «ay juemadre que metida de patas, seguro la aguja se paró del susto de saber que ya tenía el encargo adelantado». Nos reímos de las bobadas, ya que más quedaba, al mal tiempo buena cara. Ni modo de echar para atrás lo que ya tenía adelante.
Desde entonces deje de jugar a las adivinanzas pues sin saber qué pasó, da como sustico, aparte que se pierde credibilidad y me puedo meter en un problema, pues un mal diagnóstico es peligroso. Aunque se sabe que es jugando, pero esos juegos pueden salir caros.
2 respuestas a «La prueba de la ajuga»
Y como es la prueba de la aguja? Nunca he oído hablar de ella…
Es muy sencillo: coges una ajuga con hilo se la pones en la palma de la mano a la persona que quiera saber si tendrá hijos, si va atener se le moverá en circulos si es niña, en diagonal si es niño y si no tendrá se le quedará parada, me cuentas.