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Cosas que pasan

Cómo perder todo un día

Ayer mi hijo tenia que viajar a otra ciudad a hacer una vueltica y me dijo que si lo quería acompañar que el me pagaba todo. Pues que de una, para colada estoy lista. Además que hay que aprovechar que todavía quieren salir con uno, porque apenas lleguen las que no eran, pasamos a segundos planos.
Así que nos fuimos a hacer la vueltica que se suponía solo nos llevaría unas dos horitas. Al medio día aspirábamos a estar en casita. Pues resulta que nanay la vuelta se complicó y nos toco esperar hasta que san Juan agachó el dedo, por poco y nos toca amanecer en el parque.
Resulta que fuimos donde le iban a arreglar un aparato y no le daban garantía del tiempo, tanto podía ser media hora, una hora o todo el día, pues los morrongos estos se echaron todo el día. Como no es el tiempo de ellos.
Entonces para matar el rato antes de que él nos matara a nosotros, pues que empezamos a andar de un lado para otro. Fuimos donde mi sobrina, donde compro los menjurjes, luego almorzamos, después nos fuimos para el parque de las palomas caídas. Allí le dije que se hiciera embetunar los zapatos, pues muy amables los señores embetunadores me dejaron sentar al lado de ellos con el periódico para enterarme de las ultimas noticias, y al parecer casi todos eran mudos porque por señas me enteraron de que al señor que mataron, lo hicieron al frente de  la calle y un tiro en la frente, muy explícitos ellos eso si, hasta para pagarles ni se les entendió pero se les dio un poquito más de lo que pedían.
También fue muy entretenido ver a las tortolitas comer y tomar agüita, había una que le faltaba sus deditos, de ahí seguimos caminando para buscar una dirección que se necesitaba para ir el próximo mes, entonces le dije que la buscáramos así cuando volviera ya sabia a dónde iba a ir, pero teníamos sueñito así que pensamos meternos a un hotel un rato a dormir, pero le pareció muy caro el rato para no disfrutarlo, salimos de allí sin querernos imaginar lo que pensó la señora que atendía el chuzo, por poquito de atracunas no me bajaba, pero nos dio mucha risa y se nos espantó el sueño y decidimos seguir caminando.
Pues preguntamos para dónde quedaba la tal dirección, «cerquita, derechito» nos dijeron «si  quieren los llevamos en moto, solo vale 1000 pesitos». «gracias vamos caminando» le dijimos.
Pues que llegamos derechito, pero como nada parece quedar donde debería, pues que volvimos  a preguntar y  nos mandaron derechito para el otro lado. «Pasan ese edificio blanco y ahí queda», pues si llegamos, vimos donde quedaba y nos devolvimos por el mismo camino aparentemente, haciendo estaciones. Tomando agüita, entramos a una cremeria, compre mandarinas… De paseo total, despacito y llegamos al parque de donde partimos y ahí nos perdimos. Ni idea por qué, claro que había 4 caminos para tomar, se parecía a las 4 esquinas de aquí, que solo son tres. Entonces yo decía para un lado, mi hijo para otro y como cosa rara se tomo el que no era, pero esa responsabilidad si se la dejo toda  a él, que anda más despalomado que yo.
Llegamos a la entrada de Tulua, ni me explico cómo le dimos la vuelta  a la ciudad, El caso es que de ahí  a la terminal es un camino largooo y con ese calor tan hiujemadre que hace, no camina ni las tortugas, así que de paso vimos el parque de la guadua, como no lo conocía le dije que entráramos a ver y así seguíamos matando tiempo. Pues que le preguntamos al señor que cuida el parque para entrar y él muy amable y coqueto me dijo que nos permitía la entrada sin cobrarnos nada. Que chévere pues nos entramos a conocer el parque, todo bonito y vimos que había gente bañándose, uff con ese calor como lamentamos no haber llevado el chingue para darnos una chapuceada. Estuvo bien entretenido conocer el parque y tan fresco allá. Al salir le pregunté al señor que cuánto cobran por la entrada para ir con amigos de pronto a un asado o algo así y nos va diciendo que allí no cobran la entrada solo si se va en moto o carro. Eso significa que cobran el paqueo, vea pues y yo pensando que valía un platal la entrada.


Luego que no quería caminar más, entonces cogimos un taxi para la terminal y al pasar que vimos el Comfandi ese que habíamos buscado. Qué lentos estuvimos ahí cerquita y no se como le dimos la vuelta a la ciudad y aparecimos más arriba. Por poquito y nos salimos del perímetro urbano, se me hace que está como mal trazada.

Y para acabar de completar nada que terminaban el trabajo y ya estábamos sobre el tiempo para que no nos dejará el bus y como cosa rara a  última hora le dieron con el chiste y lo que no hicieron en todo el día, lo hicieron en media hora, es que hay que ver que somos lentos para todo.

Pero sacando cuentas no estuvo ni tan mal el día. Se pasó diferente sin ninguna tecnología, o sea que si podemos sobrevivir sin ella, por que como cosa rara dejé el celular en la casa…por si me necesitaban. Conocimos el parque y media ciudad, al menos sabemos que hay varios atajos y que cualquiera nos lleva al centro y si nos descuidamos llegamos a Roma.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

2 respuestas a «Cómo perder todo un día»

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