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Ventas por catálogos

La moda de vender por catálogos ya esta muy internacionalizada y no solo porque sea a nivel mundial sino que ya hasta los catálogos los manda por internet y no solo eso, hasta las conferencias para capacitaciones los dan por ahí de una forma fría e impersonal pues ni siquiera la cara del que la da la muestran.
En mis tiempos era más chévere la cosa, les contaré mi experiencia en ventas de catálogos:
Empecé una vez por una amiga que recién se había vinculado y como había premio por meter a más personas, siempre lo ha habido ya que es el gancho que utilizan. Entonces ella me fue con el cuento y yo le dije que no, que me daba pereza eso, pero insistente que es, me dejo el catálogo encima de la vitrina para que lo viera, me dijo «ahí se lo dejo sin compromiso mírelo y luego me cuenta». Se fue y el catálogo quedó ahí encima.
Pues que fueron llegando amigas y cogieron el catálogo a mirarlo y me preguntaron que si vendía para encargarme algunas cositas que ellas estaban buscando quien vendiera por ahí cerca, les dije que yo no, pero que una amiga estaba vendiendo que si querían pues que encargara y yo se las pedía. Pues que así empecé,  ya que al tener varias cosas pedidas me daba el mínimo para hacer pedido y la amiga me dijo que me afiliara a si me ganaba el porcentaje y el premio que darían por pasar pedido y ser nueva. Lo vi como fácil, más que a las nuevas nos daban una capacitación para ofrecer el catálogo y cómo hacer para ir escalando en la empresa.
Así me entusiasmé y en el primer pedido me fue muy bien, pues las primeras clientes fueron muy responsables con el dinero y cuando llegó el pedido casi todas me lo pagaron puntualmente. Al segundo pedido a conseguir clientela nueva, pues las mismas ya no piden pues todavía tienen productos así que toca rotar la clientela, unas piden en una campaña, otras en otra y así.
Poco a poco me fui haciendo a buenas clientes que pagaban puntual y sin problemas, en ese tiempo en que empecé no estaba tan proliferado vender por catálogos, habían pocas personas que vendían también. Y como había premios llamativos para las vendedora que consiguieran más, convencí a algunas amigas para que se afiliaran, al ver la promotora que conseguía chicas tan fácil  a la tercera campaña ya era líder de la zona.
Pero entonces ahí empezaron otras responsabilidades, nos daban capacitaciones, «lavaderos de cerebro» les decía yo, pues eso nos hacían creer que era muy fácil conseguir más vendedoras y ganarse los premio que ofrecían, subir niveles y ganarse viajes, carros, ser las primeras en vender y en captar gente para la empresa, en fin…
Afortunadamente para mí, me fue súper bien en esta encomienda, pues casi todas las amigas me apoyaron para yo poder dar el rendimiento que se requería y ganarme muchos premios, paseos y estar entre las 10 mejores vendedoras de la región.
Claro que no todo era color de rosa, pues para ganarse un determinado premio tenia que cumplir ciertos requisitos, me acuerdo de uno donde el reto era conseguir 16 vendedoras y que se sostuvieran mínimo tres campañas cada una, si se retiraban antes se perdía el premio. Recuerdo que eran varias opciones entre ellos estaban unos televisores de 21 pulgadas a control remoto, lo último en esos tiempo,  en casa no teníamos televisores así que yo me propuse ganármelos, me di  a la caza de personas que quisieran vender Ebel, eso fue una maratón pues en esas campañas que duró el concurso me conseguí más de 50 personas, pero he ahí el problema para que se sostuvieran las tres campañas que necesitaba, pues eso por lo regular la gente entra, ensaya y a la segunda campaña ya están alcanzadas de pedido y de plata.
Me tocaba prestarles pedido, prestarles plata para que no se retiraran y pagaran a tiempo, estar pendiente de que pasaran el pedido a tiempo con el tope que se requería, mejor dicho me volví un tres, y así conseguí dos televisores grades y dos pequeños y otras cositas más: vajillas, ollas, edredones, en fin me llene de premios, pues creo que fui la única que conseguí tantos premios en esas campañas.
Para mi fue una experiencia muy enriquecedora en todos los sentidos, pues conocí personas de toda clase social, me volví confidente de muchas pues todas iban a mi casa cuando era la entrega de pedidos, creo que fui una de la mejores lideres que ha tenido Sevilla, sin dármelas de mucho. Con todas las gerentes me llevaba bien, nunca tuve problemas ni con ellas ni con las vendedoras, algunas me quedaron debiendo por ahí algo de dinero, pero recompensaba con los premios.
Sin embargo ahora, a veces los premio salen comprados, ya que los fletes están tan caros, me he puesto a hacer cuentas y sale mejor comprarse el premio que están dando que ponerse en la joda de vender estos productos, pues al fin que los que se enriquecen son ellos, nosotros no nos ganamos sino la friega con la gente para que paguen y esto lo digo más por experiencias ajenas que propias, pues me tocaba ver como la minoría de las personas eran asaltadas en su buena fe por las amigas que les dejaban los productos y luego no les pagaban ahí quedaban estas pobres empeñada pues a la empresa no le importa si  a uno le pagan o no, a ellos solo les interesa que les paguen las facturas.
Muchas se retiraban debiendo a la empresa y eran reportadas a data crédito o empeñaban sus cosas de la casa para dar cumplimiento, eso no es tan fácil, se puede decir que se empieza sin fiar, pero luego la gente va cogiendo confianza y dan el zarpazo más grande. Me toco ver muchos casos tristes y por eso la gente queda curada de vender por catálogo, ya luego cuando uno necesitaba más gente era la cantinela de que ya habían pasado por ese proceso de no querer saber nada de eso, pues familiares o amigos habían quedado en la calle por poner a oler bueno a otros irresponsables que se iban sin pagar.
Este negocio es bueno siempre y cuando se tenga con qué responder, pero a la larga la plata que se tiene no alcanza para dar cumplimiento con estas empresas y se vuelve un deslechadero para la economía familiar, a mi me toco varias veces sacar del negocio para pagar facturas, hubo una donde esperaba a dos clientas con ¢150.000 cada una y les paso calamidades domésticas que yo nada que ver, pero me tocó paga el pato. A otra la asaltaron dizque llegando a la casa con la plata, me dijo ella, debe de ser porque llegó llorando y temblorosa, a la otra le metieron un hijo a la cárcel y y utilizo el dinero que me debía para conseguirle un abogado, pues entre estas dos casi me vuelven loca esa campaña, para conseguir el dinero de la noche a la mañana, pues como sea me toco reventarlos y hasta el sol de hoy no se volvieron a acordar de la deuda.
Y así por el estilo cunchos que si se pone uno a sumar es platica, pero así y todo no me retiraba y seguía en la friega, porque eso se vuelve hasta una costumbre el vivir maluco y saltando matojos, sacando dinero del negocio para dar cumplimiento cuando las clientas no podían pagar a tiempo, porque. o no era quincena o no tenían dinero hasta después de determinado tiempo y para no quedar mal y poderse ganar los premios entonces se hace lo que sea necesario y ahí es donde nos llenamos de productos en promoción, de comprar cosas que se creen que luego saldrán fácil, de comprar para los clientes que creemos que necesitan determinados productos, pero que en la campaña siguiente viene acompañado de algún detalle o más económico, entonces se nos van quedando las cosas y nos vamos llenando de más y cuando menos acordamos tenemos un almacén de cositas varias.
Y claro que es muy bueno, pues tenemos el detalle para la amiga que cumple años, para el familiar que nos invita a celebrar cualquier cosa, tenemos los productos para nosotros a precio de costo, entonces ya no usamos sino productos de Ebel, Avon, Leonisa, Oriflan, Anway, Yanball, etc. nos volvemos compradoras compulsivos de estos productos y todos nuestros familiares y amigos cercanos también, ellos son más lindos y nos colaboran, pero a la larga esto se vuelve cansón y ¿dónde quedan las ganancias? en las cositas que compramos para nosotras mismas.
No me puedo dar por mal servida, pues una de las experiencias mas ricas que tuve fue como vendedora de Ebel, me encantaba ir a los almuerzos y las celebraciones que nos hacían a las mejores, eso es gratificante recibir premios, trofeos y ser nombradas por los duros de la empresa  y que todo el despliegue de agasajos fuera para las mejores de cada región y con todo pago, encima siempre nos daban regalos y eramos tratadas de forma especial.
Pero como todo tiene su ciclo, ya cumplí el mio y en estos momentos no me veo volviendo a empezar con catálogos y a torear a la gente, creo que ya pase por esta etapa y la queme bien quemadita, sin muchos traumatismos pero con muchas experiencias como para no repetirlas.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

2 respuestas a «Ventas por catálogos»

Hay de todo en eso, a veces uno se antoja de cosas bonitas que vienen allí, pero meterse uno a vender es complicado, más para mi que no le vendo es nada, de buena fe me inscribí con una «amiga» y ella manejaba la cuenta, los pedidos, los clientes, al final que resulté reportada, pagando la deuda que me dejó, ella muy oronda siguió vendiendo y al pedir la cancelación directa con la empresa, se hacen los locos…

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