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Cosas que pasan

En Bogotá hasta las máquinas son ratas

Cuando viajamos en el Trasmilenio, Diana compró 4 tiquetes para ida y vuelta. Cuando tratamos de pasar por las maquinitas, primero pase yo, luego ella fue a pasar y daba error, volvió y puso la tarjeta y volvió a salir error. Entonces cambió de maquila y ahí sí la dejo pasar, pero ya se había chalequeado un pasaje. Entonces, ella le hace señas a la chica que vende los tiquetes y le reclama que le falta uno. La chica esta, que se pone a dar excusas que ella no tiene la culpa y que no le puede devolver el tiquete porque ella se descuadra. Entonces Diana le contesta: «pero ¿cómo así que entonces yo si me puedo descuadrar?» Son solo $1750, es cierto que no es mucho, pero que tal que a más de uno le pase lo mismo y con el mismo cuentico ellos se van llenando, mientras el consumidor va perdiendo.

Diana estaba sorprendida de que no se pudiera hacer nada. Entonces le dijo a la niña: “creo que ustedes tienen una planilla donde se hace el reclamo, me pasa una hoja yo dejo mi reclamo asentando, por lo menos que quede un precedente”

La chica fue y le trajo el formulario y mientas que ella lo llenaba, le devolvió otra tarjeta con el pasaje que faltaba. Sí se podía hacer el reclamo, lo que pasa es la pereza de hacer todo el proceso y como por lo regular la gente anda a las carreras, pues muchas veces ni se dan cuenta o si se las dan con ver la desidia de estos trabajadores pues dejan pasar de largo estas cosas que hacen que la gente a la postre se cansen de la mala administración y hagan huelgas y lleguen  a los extremos a los que llegaron esta semana donde desmantelaron y volvieron chichuca una estación de este servicio.

Aunque no estoy de acuerdo, porque al fin los perjudicados son los mismos usuarios  y en general la misma ciudad que les toca meterse la  mano al dril con más impuestos para pagar lo que los vándalos dañan. Aparte de los daños sicológicos y personales, pues en estas refriegas siempre salen algunos heridos y en este caso los padres de estos chicos, que les tocará meterse la mano al bolsillo para cada uno desembolsillar 60 millones de pesos. Esas eran las última noticias, a no ser que sean hijos de papis ricos, de resto les tocó pagar con la cárcel, pues gente del común ¿de dónde van a tener ese dineral?.

Una de las cosas injustas que me parecen hoy día, que los padres tengamos que pagar los platos rotos de lo hijos, como si no fueran lo suficientemente mayores para que ellos mismos asuman sus actos.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

5 respuestas a «En Bogotá hasta las máquinas son ratas»

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