
Claro que si pasaba transporte, que cosa tan dura y cuando por fin pasa un taxi, que no nos quería llevar por que justo detrás venía la buseta y que les tenian prohibido recoger gente hasta que no hubiera pasado el bus. Pues que casi no le metimos a la fuerza al taxista y le dijimos que a nosotras no nos servía el bus, pues para donde ibamos no pasaba, asi que nos debía llevar de emergencia al hospital. A regañadientes nos llevó y nos dejó a la entrada del edificio. Que bonito si estaba, para que, primera vez que pisaba esta edificación. En la portería nos adivirtieron que ya las vistas se habían acabado, que había que pedirle permiso a la doctora y quien sabe si nos dejarian entrar.
De todas maneras subimos y allá que ya no nos querian dejar pasar a pesar de que el hijo, les decia que veniamos de lejos, que sólo un momentico asi fuera un saludito. Pues también con mucho trabajo nos dejaron entrar, menos mal que sólo era un momentico, pues siempre me han deprimido los hospitales, aunque este parecía un palacio. Muy bonito, muy limpio, no se veía y no se oía nada de enfermos. Ella estaba en una sala general, pero solo estaba otra señora, asi que la saludamos, como estaba y para fuera que al otro día volveriamos más tempranito, pero le dije que no se fuera a amañar mucho allí, que yo preferia irla a ver a su casa que en este sitio por muy bonito que estuviera, esos veraneo no me gustaban.
Quedó muy contenta con la idea de que al otro día iriamos de nuevo, pues tan de buenas que le dieron de alta ese día y ya no nos tocó subir al hospitasl, sino que nos fuimos para su casa y allí estuvimos arto rato con ella.
4 respuestas a «De veraneo en un hospital»
A ella le contentó que ustedes fuesen al hospital pero a ustedes les llovio sobre mojado.
Ni te imaginas la ensopada que nos pegamos, pero si fué chévere verla asi fuera un momentico.
Siempre es tranquilizante pasearse por un hospital. Por lo menos a mi me gusta.
No tengo esos gustos tan refinados, para nada me gustan los hospitales.