Hoy se fue a contar sus chistes verdes a San Pedro y a toda la corte celestial, si es que la dejan pasar a si de fácil, no creo que le abran la puerta si no se echan unos cuantos primero.

Su nombre real era Rosa Helena Jiménez, trabajó en la radio y en la televisión en las sección de cuentachistes, le dió la vuelta al mundo con su humor tan especial y como dato curioso en su vida cotidiana no decía malas palabras, hasta le molestaba oirlas de otras personas. Seguramente, con las que ella decía había más que suficiente.
Tenía una voz ronca, pareciá hermana de la ronca de oro, pero sus chistes siempre tenían ese tinte picarezco y de doble sentido que hizo los deleites de todo el mundo.