Luego unas personas también y quisieron ir a verla, para quedarse con ella y la puerta cerrada, les dije que al otro día conseguiría un cerrajero, la chica me dijo que no había necesidad. Seguro con una escalerita y un palito se podría abrir, me pareció factible y al otro día le dije a mi marido que me acompañara haber si él era capaz de abrirla así, sino para llevar al cerrajero, justo de pasadita vimos a un señor que hace llaves y seguro podría a brirnos la puerta si no podiamos.
Pues llegamos a la casa, con el burro y el palo de la escoba para hacer el trabajito, cuando él que se sube, pone la mano en la parte de arriba y allí estaban las tales llaves, cagadas de la risa, seguramente.
Entonces, así de fácil se solucionó el impase. Pero él quedó creido de que podía abrir cualquier puerta, ya hasta se autonombró «El cerrajero«. Cualquier puerta abierta al instante, con sólo tocarla, jajaja.
2 respuestas a «El cerrajero»
A veces encontramos las cosas en el lugar menos pensado 😀
Es verdad, me gane una preocupación innecesaria.