Ese día si atendieron rapidito, llevaba todo en orden, direcciones me sobraron ya se suponía que no debía penar por nada. Entre, llene el dichoso papel del día anterior y subimos al segundo piso y allí fue rápido que nos atendieron. Me toco con el señor gruñón del año pasado que no quise que me atendiera. Pero esta vez no había opción, él estaba atendiendo y me tocó. Menos mal que no vio nada malo, ni le faltó, ni sobro. Pocas preguntas y listo, a esperar un mes más o menos para la respuesta.
A la salida me estaba esperando José que me despachó en un taxi para la casa, me sentía como liviana, ya sin el peso de los papeles y dejándolos por fin en la embajada.
Al llegar donde iba, me baje en la plaza, se supone que la casa queda ahí no más. Pues si seguía en el taxi, mientras encuentran la dirección que es un poco enredada y el taxímetro sube. Entonces me baje, llamé a la chica y le dije que estaba en la plaza, entonces me dijo que ya iba, que si necesitaba algo para llevar. Me dijo que al frente había una panadería que llevara pan, vi la panadería compre el pan y me fui dizque para la casa, que quedaba ahí nomás. Pero camino mucho por lo que veo, pues cuando menos acordé ya estaba varias cuadras de la casa, me toco preguntar para ubicarme de nuevo y encontrarla. Luego de un ratico de ella estarme esperando en la ventana.
Como llegué tan temprano, me puse a llamar a las amigas, a ver con quien me podía perder. No me podía quedar en la casa encerrada, había que ir en busca de emociones fuertes. Aunque claro nada superará el día anterior.