Al llegar había una cantidad de personas, la cola era como de tres cuadras, que desesperanza la que me da. Poco me gusta hacer fila, la verdad, como ya había hablado con la chica y me había dado las indicaciones del señor que se encontraba allí. Lo localice y él muy formal, me cedió el puesto, miestras esperábamos que llegara ella, que también se iba a presentar ese día. Luego de varios rechazos anteriores por uno u otro motivo.
Para poderme tener mi lugar allí, José tuvo que explicar lo que pasó con mi equipaje, para que no le fueran a poner problemas por estar guardando dos puestos, pues tenía la ficha 217 y ella 216, se suponía que ese día no alcanzarian a atendernos a todos. Pues apenas estaban atendiendo hasta la ficha 200. Buenos ya faltaba menos y al otro día seguro si alcanzábamos. Aunque yo estaba confianda en que alcanzariamos, a lo que ella dijo que seguro, con mi buena suerte de que me devolvieran la maleta, seguro todo saldría bien ese día.
Le parecia increible que me hubieran devuelto la maleta con todo su contenido, era algo de no creer. La verdad. Pero pasó lo increible y logramos entrar a la Embajada a dejar los papeles. Ella me los había revisado y visto que llevaba unos formularios que no eran. Me hizo el favor de mandar a comprar otros, llenar uno y sacarle fotocopia. Esa noche los organice bien, cambiandole la foto al lado que era.
Pues ese día, no me atendieron porque me hizo falta un dato. El cual ya me habian advertido que necesitaba cierta información que había que llenar alli adentro, para que me llegara el pasaporte debía dar una direccion. José, el chico que me guardó el puesto, me lo dijo. Entonces yo iba a llamar antes de apagar el celular, para pedir los datos de mi cuñada en Cali o de mi hijastra en Armenia, pero La chica que estaba conmigo me dijo que no había necesidad, que diera mis datos, para que me llegaran donde yo vivia. Me parecio muy bien, más mejor, pero no contábamos con que a mi ciudad no llegaba la correspondencia de esta gente. Teniendo que dar los datos de alguien que viviera en una de las ciudades que me dijeron y que se mantuvieran en su casa para que recibiera el documento. Ahí sí la vi peluda con esta portera para que me dejara salir a hacer una llamada. Me dejo salir, más no me permitio la entrada de nuevo, teniendo que dejarlo para el otro día, en medio de la ira que esto me ocasionó. Que no fue poca 🙁
No podia creer que luego de estar adentro, que me hubieran guardado el puesto, todo parecia sobre ruedas, me pasara este percance y por la intolerancia de una persona quedara por fuera. Me provocaba coger a esta vieja y mechonearla, si no fuera por que era algo grave, la hubiera sacado de la Embajada y arrastrado por toda la calle y demás que los que estaban afuera me hubieran ayudado. Por que todos la miraban como a una pulga. Pero bueno, luego de la descarga y que no me dejó entrar, porque según ella, alli no era un centro comercial para estar para dentro y para fuera, pues me tocó irme para la casa. Luego de que mi hija me llamó y me dijo que no me preocupara por eso, que al otro día podia volver, que si no había llorado por la maleta, iba a llorar por esa bobada, pero es que asi soy yo, lloro por las cosas menos importantes.
Llamé al taxista, le hizo la carrera a Diana y luego siguio conmigo para la casa, esta vez sin contratiempos, quedamos que al otro día arrimaria por mi temprano. Esa noche quedamos que José volvia a guardarme puesto, a las 11 de la noche. Tenía la ficha 117, ahí se amaneció hasta el otro día que llegue.