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Cosas que pasan

Regaño sobre regaño

Luego que avise que estaba bien y que llegaría un poquito más tarde. Empiezan a llover las llamadas: nacionales e internacionales. Localizaron al señor de la maleta por intermedio de la chica a la que habían llamado la noche anterior. Que era de la agencia de viajes donde había separado los pasajes. Ella les dio el teléfono del señor y lo llamaron y como no tenía ni idea de donde andaba yo con su hermano, les dio el teléfono para que lo llamaran directamente y averiguaran donde andábamos. Pero primero lo llamó él para regañarlo y decirle que me dejara libre, que qué andaba haciendo conmigo que ya la policía me estaba buscando.

Eso fue muy chistoso, nosotros todos sanos y empezamos “como así que la policía, en que lio nos metimos”… Entonces le dije: “lléveme rápido a la casa, vea el lio que se armo, por no llamar ligero” y él todo preocupado me decía: “tranquila, ya vamos, dejamos a mi esposa y al niño en la casa y vamos a llevar un dinero a un restaurante de pasada y la dejo en su casa, al fin que ya todos saben que está bien”. Claro pero luego de preocupar a media humanidad, pero bueno nunca imaginamos que esta “escapada fuera a causar tantos problemas.

Estando en estas que me llama una vecina, de donde vivo a regañarme por la preocupación en que andaban todos por mi desaparición. Que parecía una niña haciendo travesuras, que en vez de avisar que me iba a andar con el taxista por toda Bogotá. Que no se que, mejor dicho eso me dijo hasta de que me iba a morir y colgó. Ni siquiera me dejo hablar ni explicarle que yo también me había perdido y que antes el taxista me había rescatado.

Luego llamó mi hija desde España, no sé que se ganaban con preocuparla. Como si ella pudiera hacer algo desde lejos, pero claro la tecnología alcanza hasta para llamar a regañarme por andar desaparecida. Ahí también me gane la cantaleta y dicen el taxista y la señora, “no pero vea pues en el lio que nos metimos por andar con ella, vamos a resultar en la cárcel por secuestradores”. Ahí sí empecé a preocuparme y con afán de llegar a dar la cara. Ni modo, a lo hecho pecho.

Luego de dejar el encargo, por fin arribamos a la casa donde me estaba quedando con mi maleta perdida y a dar explicaciones. Y desde luego tratar de contentarlos porque estaban todos serios. Y con toda la razón, desde la mañana salí y aparezco en la noche. Era como para colgarme. Razón no les faltaba y encima que el chico fue hasta la terminal a averiguar por mi y ahí le dijeron que yo me había ido con la maleta y el taxista. Y Alex todo preocupado “pero cuál taxista, si ella se iba a encontrar con un señor”. No sabían que me habían mandado taxista incluido, y como para no perder el viaje ahí mismo tomé el servicio. Fui yo la que le dije que me hiciera la carrera hasta la casa. Sin saber que primero íbamos a hacer otras vueltas, al estar él cogido de la tarde por esperarme toda la mañana. Porque no quiso dejar la maleta en la terminal, que en manos de otra persona pues entrega y se va. Más al ver que no aparecía, claro que yo ya lo había llamado y le había dicho que andaba no sabía ni dónde.

Pues luego de poner a cargar el celular, al rato que me llueven llamadas de mis hijos, mi cuñada, mi marido, todos a regañarme por el mal rato que les hice pasar. Menos mi marido que es más fresco que una lechuga. Además que ya había hablado con el taxista, porque mi celular duró mucho rato mudo y él le explicó la situación por la que habíamos pasado y hasta de amigos quedaron. Diciéndole que al otro día me recogería para llevarme a la Embajada, pues estaban muy preocupados por mí, y que entonces él se encargaría de llevarme y recogerme a donde hiciera falta. Conseguí taxista particular, no hay mal que por bien no venga.

Esa noche casi que no puedo dormir bien, preocupada por todos a los que les había ocasionado intranquilidad. Además porque mi vecina estaba enojada conmigo, ya con todos los demás se había aclarado todo y descansaron al ver que no me había pasado nada. Solo un mal rato para ellos, pues al fin que yo la pase muy bien, que pena con todos, pero no deberían ser tan malpensados, si llevará dos días desaparecida, pero un par de horas, eso no es nada, me envolato en mi mismo pueblo, ahora en una ciudad como Bogotá, antes es que aparecí sin problema y con nuevos amigos.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

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