Y como para no quedarme atrás de los chismes, les respondí, que me parecía muy bien que se lo hubiera llevado, pues al fin, cuando él cogio al pueblo, estábamos metidos en la basura y que él nos había sacado de ahí. Lo justo era que nos delvolviera al lugar de donde nos sacó, jajajaja,. Me divertí mucho con esto, la gente es un caso perdido, sacan conclusiones y especulan al vuelo del pájaro.
Al otro día apareció de nuevo el carro limpio y lustroso, lo habían llevado a mantenimiento y ya la gente se lo había empaquetado al Alcalde.
«En pueblo chico, infierno grande», por más que el Alcalde a la hora de su renuncia, dejó un comunicado explicando sus motivos y razones, la gente es de entendedera corta y prefieren decir lo que les parece mejor, según ellos. Y como en todo, cada quien opina como le fué en el baile, los que se beneficiaron de su estadia, lo defienden, los que no pudieron sacar ningún beneficio, lo condenan y los que ni una cosa ni la otra, imparcial, pero creyendo siempre lo mejor. Pues por lo menos yo que vivo en una burbuja, donde nada bueno ni malo me pasa, prefiero creer lo mejor de todas las personas, mientras no se demuestre lo contrario y como eso de condenar a la gente es algo tan relativo, pues la verdad absoluta no la sabe sino los interesados, pues toca tener fé y creer que se conoce a las personas.