Cuando se fué el pelado, el señor se quejó de lo mal hablado, este chico, que que desagradable, y eso que no conoció a una familiar de mi marido que no podia hablar si no era con la palabrota por delante, toda la vida, hasta que se murió esta señora era así, los que no la conocian, pensaba que los estaba insultando, pero no, era su forma de ser, a mi particularmente me fastidiaba bastante hablar con ella, porque desde el saludo era el insulto, pero con el tiempo y el trato, ya se hacía raro era que no insultara.
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Palabras altisonantes
Hoy vinieron de visita varías personas, un chico de Medellín, mal hablado, para nosotros no es raro pues toda la vida que lo conocemos sabemos que habla todo chirrinche, eso que alguna vez en la casa lo tratamos de corregir para que no diga tantas vulgaridades, pero no se le quita, ya toca aceptarlo así, aunque choque un poco, luego llegó la hija mayor de mi marido con su pareja, un señor muy bien puesto, que nunca se le oye una mala palabra, siempre es muy educado, también había llegado mi hijo mayor, estábamos todos reunidos en el comedor, cuando llegó el mal hablado, a contarnos cosas y hacernos reir. Es muy chistoso, lo único es que todo lo dice con palabras pasadas de tono, pues que al señor no le gustó para nada la charla del chico y se fué para otra parte, nosotros seguimos en la recocha, ya curados de espanto, nada nos incomoda.
2 respuestas a «Palabras altisonantes»
Esto me recordó a Fontanarrosa cuando habló de las «malas palabras».
«(…) ¿Quién dice qué tienen las malas palabras? ¿O es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas? ¿Son malas porque son de mala calidad? ¿O sea que cuando uno las pronuncia se deterioran? ¿O, cuando uno las utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral? (…) No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que es un pelotudo.»
Jajaja…
Saludos,
jajaja, gracias Kramer por la visita.