Cómo pasa el tiempo. Aún me parece mentira que ya mi hija esté más madura que yo, jajaja, en pensamientos. Pues según ella parezco una niña a la que hay que llevar de la mano para que no se pierda en las calles, que lo que diga concuerde con la edad que tengo.
Pero es como difícil, loro viejo ya no aprende a hablar.
No solo ella piensa así, mis otros dos retoños también creen que debería de ser más seria. Sin embargo, no me gusta estar toda estirada, es una palabra un poco rara para mi dicionisio, no la tengo presente, pienso que los serios deberían ser ellos, al fin que ya están mayorcitos.
Hace treinta años por estos momentos apenas estaba pensando si pujaba o no para que saliera algo de mi cuerpo, pero eso no es de pensar, los dolores no dan pie para especular.
Qué cosa tan dolorosa es tener un hijo, de razón que muchas madres se dedican a echárselos en cara toda la vida y se creen dueñas de las vidas que dieron.
Muchas quedan curadas y luego dicen «ya no más, para la muestra un botón«, pero que tal que los dolores no se olvidaran, no habría tanto chino regado en este mundo. Pues somos tan masoquistas que tenemos uno, dos, tres y hasta más.
En los tiempos pasados, cuando no había televisión, la gente se entretenía jugando a tener niños. Eso salían de uno y ya estaban empatando con el otro. No había descanso para las pobres mujeres a toda hora las veía uno gordas, no tenían tiempo de nada, solo de criar un poco de niños, mocosos y lombricientos.
Mientras los hombres no solo con la de la casa, sino en los alrededores seguían ayudando con la expansión demográfica.
Pero el tiempo pasa veloz, no he tenido oportunidad de arrepentirme de haberlos tenido. Gracias a Dios, hasta el momento no me han dado muchos dolores de cabeza, espero que sigan así, que la poco seria siga siendo yo y que ellos sigan caminando derechito. Con una torcida en la casa es suficiente jajajaja.
Los tiempos siguen evolucionando, afortunadamente, cuando ella fue a nacer todavía no le tenía ni pañales preparados, pues según yo, la esperaba para un mes después. Le tocó a la tía comprar a la carrera pañales, buscar quien les hiciera el borde, en esos tiempos no había pañales desechables…
Uyyy estamos un poco antiguas, eso tocó todo a última hora, pues apenas tenía listo alguna cosas que había tejido, pero nació en el tiempo que era, ósea que la despistada como siempre era yo.
El asunto es que de eso han pasado 30 años y seguiremos aprendiendo mucho.
5 respuestas a «30 años atrás»
Lo se… Me pasa lo mismo en casa… Con sus dos años el enano mio ya parece ser un tipo mucho mas centrado y responsable que yo.
jajaja, se vuelven viejos ellos primero.
Nooo pero es que tú eres un caso aparte, además estamos en otra época y nos toca educarte, así es la vida 🙂
Que bien se ven en la foto, ustedes dos son igualitas!
jajaja, pobrechita de Diana.