Esto me hizo acordar de algo que pasó hace muchos años con una de mis cuñadas, cuando le robaron una cadena dorada de fantasia, que chasco para el ladrón, pegarse de semejante baratija, no todo lo que brilla es oro, pero él no lo sabía, se dejo enceguecer por el brillo.
Lo más chistoso del caso y es algo que cada que sale a relucir casos y cosas se acuerdan de esto, por que cuando pasó, estábamos en visperas de año nuevo, ella se estaba estrenando su cadenita que le habían regalado en navidad, muy tempranito salimos a la calle e iba en medio de dos amparos, osea que estaba bien amparada, cuando de pronto ví que alguien se le acercaba por detrás y la abrazaba, como estabamos en años nuevo, pensamos que le estaban dando el feliz año, cuando ella va diciendo: «me robaron la cadenita», y nosotras: «como así quien,» «yo pensé que la estaban felicitando», dije yo, «pues bien felicitada quedé» dice ella y nos sentamos a reirnos de la bobada, y del ladrón no se le vió ni el polvo, además que va uno a irse detrás de un ladrón por tan poca cosa, asi hubiera sido de oro, pero con esta baratija, se corria el riesgo de que el ladrón se sintiera estafado y se quisiera desquitar con nosotras.
Lo que nos quedó claro con esto es que no hay que dar papaya ni colocarse cosas que llamen la atención de los dueños de lo ajeno, que viven pendientes envidiando lo que ellos no tienen, pero que lo quieren conseguir a como dé lugar, y lo malo de estas situaciones es que si se logra salir bien librado, el susto es mucho y si se sufre del corazón pues ahí mismo se puede quedar como un pollo.