Einstein decía que:
quien ha perdido la capacidad de asombro ya está muerto en vida.
El niño no se acostumbra a la belleza. Vivir como los niños no sólo es recuperar el entusiamo y la alegría, es también descubrir la grandeza de lo pequeño. Extasiarse con un amanecer, contemplar deslumbrado la naturaleza, volver al riesgo de la confianza.
Los niños nos invitan a confiar, a creer, a sonreir. No seas complicado ni te dejes entristecer por una seriedad hosca y antipática.
Despierta ese niño alegre, sencillo abierto y espontáneo que duerme dentro de ti.