La tía, pobre señora, por más que lo regañaba, el peladito ni caso hacía, me tocó a mi regañarlo, porque sino acaba con todo el almacén en un santiamen, hasta que la señora ya me vio desesperada y se lo llevo, ufff que alivio, le dije si «que peladito, mas llenador que un vómito» me miro con cara de que esta que, será que nunca ha tenido hijos, y le dije: «si señora tuve tres, pero un poquito menos mamones que este y en mis tiempos unas buenas nalgadas los aplacaba de una, si no hacian caso por las buenas, pues a punto de correa obedecian«, «yo no puedo pegarle, apenas soy su tía«, me dice. Pues muy de malas que no lo pueda reprender, que tal, entonces si al peladito le da por hacer diabluras hay que dejarlo porque no se le puede decir nada, pues hay si, mio fuera muy demalas sería, no soy muy dulce que digamos para hablar, y me hago entender asi sea regañando, sino por pena y no decir nada, el pobre angelito termina con el negocio y quien responde por él nadie, pobrecitos los niños que llegan a mi local, pero es que son insoportables, algunos, no todos, pocos, pero hay uno que otro bien portado.
Pero si quedé al borde de un ataque de nervios, algo que nunca me da, como sería de diablito el peladito, que me dejó con los pelos de punta, definitivamente ya no estoy para aguantar chinos ajenos, a no ser que me los dejen con las nalgas incluidas.
Luego, más tarde llegó otra persona, con otro niño, ayer fue el día, este si, de una se va entrando, miren donde estoy, le dice a su mamá y a sus hermanas, no pues que belleza, para enmarcarlo, por lo menos no tocó nada, solo un poco travieso, lo regañaron salio de donde estaba y a jugar con la puerta, viven encantados con ella, aunque a veces machaca más bueno, es de la única forma que dejan la friega con ella, pero no le pasó nada, me toco aguantarme el chirrionazo hasta que se fueron, por lo menos compraron algo, la de antes no me hizo sino dar rabietas con su angelito y no compro nada.