Tenía su buena caleta de comida y gaseosa, entonces él pensó en dejarla guardada para el otro día, como se supone que por ahí no se mete nadie, él decide dejar colgado todo de un árbol, oculto a la vista de cualquier persona que pase normalmente, así quedaría seguro su guardadito de comida para el otro día.
Al otro día llegó y encontró el envase de la gaseosa, vacio, ni rastro de la parva, pero en cambio sí le dejaron una notica donde le decian: «Muy rica la gaseosa, muy rico el pan, ricas las tostadas, gracias».
Como dice un adagio popular «el que guarda comida, guarda pesares», o «Nadie sabe para quien trabaja«el caso es que se le desaparecio su guardadito, pero debe darse por bien servido, todavia hay ladrones decentes y educados, le dieron las gracias por haberle dejado comida, seguramente saco a un ánima de penas.