Los chinos, que parece fueron los inventores de esta superstición, creían que los espejos detenían a los malos espíritus. Por eso al romperse el espejo le perdian el miedo…. quizás porque carecen de pies y por lo tanto no se pueden cortar con el reguero de vidrios.
«El que rompe su propio espejo» – decian- «rompe su destino amoroso, le caen 7 años de mala suerte y, además, como el espejo es una mirada hacia el interior de la persona, cuando se quiebra afecta también su propio espíritu».
Como quien dice presagia males tan re-malos, que allí el único que sale ganando es el fabricante de espejos. Por lo menos alguién sale beneficiado, no es tan malo entonces, si de ellos depende una cantidad de personas para sobrevivir….