Habló con el chofer, con todos los que subían al bus, buscando que le dijeran que si llegaba a tiempo, hasta que llegó donde mi, que la baje de la de la nube en que andaba, y le dije que no llegaría a tiempo, que se relajara y disfrutará del viaje, por que por más que corriera ese bus, no llegaría a la hora que ella necesitaba.
Ella me decía: «no me diga eso, yo tengo que estar a las dos, a esa hora entro a trabajar en la biblioteca….», que no se qué, toda preocupada y a punto de darle un yeyo. Igual, ya no alcanza a llegar a las dos, pero llegará el día de hoy, eso es seguro, así que no se preocupe, unos minutos después, no hace mucha diferencia, lo importante es llegar.
Por lo menos se calmo y dejó la bobada, pues que podíamos hacer los pasajeros, preocuparnos por ella, ni modo, al bus no le iban a salir alas, aunque llegó relativamente rápido, más de lo que supuse, faltando un cuarto para las dos, faltando diez, salia el bus para Caicedonia, o sea que llegaría a las dos y cuarto, llendole bien, mientras que se baja del bus y llega a la biblioteca, por ahí otros 15 minutos, no es mucho el retardo, salio hasta bien librada.
Por lo menos me divertí un rato, especulando si llegaba a tiempo o no y dándole cuerda a los otros que opinaran también, todos optimistas, de que si llegaba a tiempo, yo era la única aguafiestas, que le dije que a la hora que ella quería llegar no se pedía.
Cuando llegamo a Sevilla, me va diciendo uno de los pasajeros, el que más le daba ánimos a la muchacha, si ve, que llegamos temprano, pues si, le dije, es verdad, pero igual ella no alcanza a llegar a las dos.
Una respuesta a «Aguafiestas»
jajajja pues si… definitivamente que aguafiesta eres…. cada quién maneja su estres de una manera diferente, hay que ser realistas sin necesidad de ser aguafiestas 🙂 me reí mucho como siempre