Ir donde el médico es lo peor que puede haber, por que será que uno va por una cosa y ellos se inventan otra, si uno esta aliviado, ellos se encargan de enfermarlo, lo cogen y no lo quieren soltar, que cosa tan barbara es caer en manos de esta gente, se inventan cualquier cantidad de cosas, que pereza, si por mi fuera que me llevaran directo al panteon, sin tener que pasar por las manos de ellos.
Será por que me deprime tanto estos lugares, no sé ni para que voy, si me encuentro bien, pero ahi mismo ellos encuentran de todo, entonces ahí si me da la moridera. Lo cogen de cuenta de ellos y no quisieran soltar la presa, preguntan y preguntan, le duele esto, aquello lo otro y si uno les dice que no, que nada, que va nada más para saludarlos, de todas maneras tienen que desquitar el ratico y empieza el peregrinaje por todo el consultorio, vaya allá, suba al segundo piso, venga pa ca, para todo es un papeleo.
Es cierto que son un mal necesario, pero no es garantia que lo salven a uno en determinado momento, más fácil pueden dar el empujoncito al más allá, mandan una mano de pastillas, que si le alivian algo, dañan lo otro. Después de caer en manos de los doctores, es dificil salirse de ese circulo vicioso de pastillajes, por que claro la pastica que le mandan para el dolor de cabeza, se lo quita, quien dice que no, pero inmediatamente hay que volver donde él, por que ya se tiene gastritis, le manda para la gastritis, pero hay que volver por que se le alborotó el higado, tratan el higado y ya le afecto el pancreas, mejor dicho con esa cantidad de cosas que tenemos es muy dificil salir ilesos.
Hoy a la doctora le dije, no me gustan las pastas, que no siento nada, estoy bien, pues entonces hay que purgarla, no solamente usted a su marido tambien, el caso es empastillarlo a uno a como de lugar, pero sin una receta de pastas no sale uno del consultorio. Para eso que son unas pastotas grandes, que se le atoran a uno en el gaznate, hasta maluco deben de saber, que tortura.
Pero tocó, quien me manda a ir por allá sin necesidad.
Pero tocó, quien me manda a ir por allá sin necesidad.