Anoche tenía una gripa que no podía con ella, como nunca tomo pastas para nada, pero al ver que me dolía hasta el apellido cada que estornudaba, acepté tomarme algo para la gripa y mi marido fue a la farmacia y me trajo «un matrimonio». Dos pastas ahí todas raras, no parecían un matrimonio bien avenido, más bien parecían normales, peleando por cualquier cosa. Le pregunté si había averiguado si estaban de luna de miel o algo, estos matrimonios modernos me dan desconfianza y tuve toda la razón. Me las tome y en la noche parecía que estaban en repartición de bienes, quien se quedaba con una partecita de mi y el otro quería otra, no se ponían de acuerdo, no hicieron sino hacerme pasar una noche de perros y en la mañana amanecí toda molida, como si en vez de haber peleado entre ellos, me cogieron a mi de saco de arena para repartirse los golpes, al amanecer no pude ir al estadio, del sueño y del cansancio que tenía, así que le dije a la vecina que le daba vacaciones el día de hoy y volví y me acosté otro rato, como que pude dormir algo, ya estaban más apaciguados, seguro llegaron a algún arreglo entre ellos, el caso es que después me levante a hacer oficio normal, si me pongo a pararles bolas no me paro de la cama en días.
A medida que se me va el efecto de las pasticas, me voy sintiendo mejor, o será que si son buenas y me sirvieron de algo, vaya uno a saber, nunca he entendido por que le dicen matrimonio, pero siempre que me toca por obligación tomarme algo de esto, las quisiera bien avenidas, porque de lo contrario es una tortura china.
3 respuestas a «Pastas divorciadas»
¿Pero se te quitó la gripa? Espero que sí! 😀
Si claro, se fueron a pelear a otra parte.