En mi vida me había llegado a pisar yo misma. Que lenteja y como duele, no me explico como, si estaba sentada en la silla me pisé yo misma con ella.
Pues si, sólo quedó el dolor más horrible de ver mi pobre dedito masacrado por mi misma. Raro que me pase estas cosas, no me lo explico, pero bueno ahi quedé con un dedo gordo y morado sin saber ni como ni por qué.
Luego de que se me pasó el ardor, casi que no, ni pensar en ponerme zapatos cerrados, estaré asi quien sabe hasta cuando.
Luego, al fin fuí a visitar a mi hermanito a ver como seguía de su caida, pues al menos no se quebró ningún hueso, está enterito pero adolorido, le duele hasta respirar, pero se puede dar por bien servido que luego de esa volada de tan alto no se haya desbarajustado todo.
Estando allí, llegó mi otra hermana, le tocará enfermarse más seguido a ver si lo vamos a visitar. Hicimos la recocha más tremenda contando cuentos verdes, el cuñado de mi hermano, se las pinta solo para echarlos bien y eran carcajadas van carcajadas vienen y mi pobre hermanito, adolorido. Que se rie por todo, no podía faltar a pesar de que le dolia hasta el alma cada risa que le daba. Pero como dicen que la risa es salud, seguro eso lo alivia más prontico, más que le dije que quería natilla molida para está navidad, asi que le tocó ponerse bien de volada.
Luego de la visita nos vinimos todas juntas mi hermana, mi sobrina y yo, y al salir de la casa de mi hermano, hablando de caidas, que mi hermana, ni se sabe como dió una vuelta campana toda rara y al piso fué a dar. De buenas que tampoco se rompio nada, ni se repelo. Chistosos que somos, no soy la única que le pasan cosas raras en la familia.