Hace ya un mes que comenzamos a caminar de nuevo en el estadio y nos encontramos con unos pajaritos encubando huevos.
Al principio especulábamos al ver echada encima de los huevos a una pajarita.
Nos decíamos, ¡qué pesar de la pajarita cuidando sus huevos sola!, ¡Cómo hará para comer, para estirar las paticas! Eso nos daba para más de una vuelta.
Sin embargo, un día la respuesta nos llegó al reparar que al otro lado llegaba un pájaro igual y se acicalaba un rato antes de ir a reemplazar a la que estaba echada.
Nos pusimos en la tarea de reparar y a eso de las 7 pasaditas llegaba el pájaro y se hacia al otro lado de donde estaba echada la pajarita.
El pajarito se acicalaba por todos lados y se ponía todo titino para ir a tomar el turno de la pajarita que ahí mismo se iba a estirar sus paticas, a acicalarse y a comer algo.
En estos dias que estuvo Emily la llevé al estadio para que viera a los pajaritos y a sus huevitos.
Ella toda feliz hacia sus escaramuzas y aspavientos, de esta forma se levantaba todos los días temprano para ir a ver a los pajaritos.
En una de esas vemos como la pajarita deja solo los huevitos y se va hasta donde esta el pajarito, le dice algo y echa vuelo, el pajarito la quiere seguir y ella le da su regañón, y el pajarito vuela hasta donde están los huevitos y se queda allí, mientras la pajarita se va a darle vuelo a la hilacha.
Otra curiosidad que nos pasó fue el ir para donde los huevitos, aprovechando que los pájaros estaban retozando en el pasto al frente de ellos, pues de una uno de los pájaros salió a la carrera y se planto junto a los huevos y empezó a a graznar como diciéndonos que no los tocáramos. ¡Fue muy chistoso!
A los días que volvimos al estadio, ya Emily se había ido, y notamos que había un huevo menos.
Le conté a Emily que se le habían robado un huevito a los pajaritos y ahí mismo ella va diciendo que esto ocurrió por dejarlos solos. Claro se citaron y se fueron de parranda dejando solos los huevitos, hubiera estado yo, los cuidaría», se lamentaba la niña.
A los pocos días salieron del cascaron los pajaritos, lo más de lindos y emplumaditos, notamos la falta de la pajarita donde siempre la veíamos.
Cuando la vimos en el pasto con sus polluelos correteando, estos pajaritos ya nacen criados.
Me acerqué a mirarlos de cerca y que de una los dos pájaros alzaron vuelo y empezaron a rodearme. Se lanzaron sobre mí, por poco y me sacan los ojos. Me tocó salirme de su entorno rápidamente antes de que se enojaran más.
Le conté a Emily lo que me había pasado y ella me va diciendo que no me podían sacar los ojos por que los tenia pegados a la cabeza, ay abuelita tan chistosa, hubiera estado yo para protegerla de los pajaritos, y se reía de mis desventuras.
Y así todos los días que vamos a caminar estamos pendientes de lo que hacen los pajaritos y sus hijitos y vemos como ellos los cuidan y no dejan que nadie se les acerque.
La pajarita se mantiene cerca de su polluelos mientras el papa pájaro merodea por todo el terreno y se encarga de espantar a cualquiera que se atreva a estar cerca de su familia.
Es tan bonito verlos, es un ejemplo de amor filial.
