Cuando una persona está en estado terminal no me explico por qué los médicos los quieren matar de hambre. Muchas veces no los mata la enfermedad sino ese régimen alimenticio que les quita toda posibilidad de reponerse realmente.
Siempre me ha parecido curioso este hecho de que la gente enferma no pueda comer lo que quiera. Si al fin y al cabo se van a morir al menos que mueran llenos y con el corazón contento, no con ganas de comer y el remordimiento de sus dolientes de ver que estiraron la pata con ganas de comerse un buen chicharrón, por decir algo.
Es irónico que lo médicos les diga a los familiares que no les den determinado alimento a un enfermo, sabiendo que no tiene cura o que les falta poco para morir.
Dicen que por que les hace daño, que risa, es como una forma de evitar que el enfermo muera feliz, ya qué más da que le haga daño, que tenga un motivo para morir de algo diferente y no viendo como los demás comen y al que deberían de darle gusto, solo pasa saliva.
Al menos los que aún pueden pedir y comer, por que los habrá en estado vegetativo que ni voz ni voto tienen, y esos si pues se los lleva la parca con ganas de todo, o los que no pueden pasar bocado por que los tienen entubados.
Me contaba una amiga que la muerte de su madre fue de lo más triste y deprimente, pues la señora no podía tragar, tenia algo en la garganta que le impedía comer y se fue diciéndole a sus hijos que no se privaran de nada en la vida. Al menos de comida, pues ella prácticamente murió de hambre y añorando comerse un buen sancocho.
Por eso es que en vida y aliviados comer lo que nos apetezca, para cuando caigamos en manos de los matasanos, recordar cuando comíamos y dejábamos, y que ahora ni comemos ni se dejan comer en el caso de los pollos de carne y hueso.
Por que eso es otra cosa que le prohíben a los pobres moribundos, hacer esfuerzos extras pero que les alegrarían el corazón. Así se les pare el aparato este que cuando no quiere funcionar le da por quedarse quieto, pero que al no estar muertos, se les para otro órgano que parece un caballero.
En fin, que cuando la parca está cerca es cuando más nos aferramos a las cosas mundanas y quisiéramos devolver el tiempo y hacer y deshacer antes de que nos gane la partida la huesuda.
Y como no se sabe cómo nos tocará, pues a gozar y a bailar que el mundo no se acabará al menos no hoy.
¿No te parece que aquí viene genial ese dicho de que hagas de todo para que cuando estés en tu lecho no te arrepientas por lo que no hiciste (o algo así)?
15 respuestas a «Ya para qué»
Uf. Qué duro leer todo esto. Y cuanta razón. Aprovechemos el ahora. Gracias
El ahora y en vida.
Todos pensamos que vamos a tener tiempo para todo, aunque sabemos que a la final nos espera irnos para el otro lado confiamos en que no sea pronto y que tengamos tiempo para todo. Cosas curiosas, pero es verdad por qué negarnos de vivir lo que deseamos, hacer lo que nos apasiona y desde luego comer de todo 🙂
El tiempo es oro y no los sabemos aprovechar como se debería.
Hola Amparo, un post bastante interesante, son muy pocos los que se atreven a tocar tan a fondo estos temas públicamente. Hay que vivir la vida de la mejor manera posible y buscar todos los medios a nuestro alcance, hasta el último momento, de tener mejor y mayor calidad de vida.
A nadie le gusta hablar de la muerte, siendo lo único seguro en esta vida.
Nunca lo había pensado, Amparo, pero hasta los condenados a muerte tienen derecho a una última cena con todo cuanto deseen. Quizá haya alguna razón médica (como no interferir en la eficacia de la morfina u otros medicamentos paliativos), pero lo que está claro es que es un deber de amor y humanidad procurar a los enfermos terminales unos últimos días lo más tranquilos y sosegados posibles. Quizá un gran hospital, con su estrés y su ajetreo tampoco es el lugar para pedir paz y comprensión.
Los hospitales antes los matan de hambre, pero en la casa si se debería dar gusto al sentenciado.
La vida y sus cosas raras, cuesta no darle a alguien lo que quiere en su lecho de muerte. La vida nos va demostrando de que no somos dueños de nada.
Bonita reflexión para disfrutar un poco más del día a día.
Saludos.
Nada nos llevamos pal otro lado, por eso hay que darse gusto en vida y aliviados.
A vivir, que son dos días… porque al final nos quedamos uno de ellos a que ocurran cosas…
Un saludo.
Es mejor adelantarse a que nos coja la tarde.
Como decía mi papá: cuando nos morimos lo único que nos llevamos es lo gozado y lo bailado, porque todo lo demás se queda. Yo creo igual que tú, si ya se va morir, pues a complacer las últimas horas de vida, ya que mi padre también decía: el problema no es morirse sino el tiempo que uno dura muerto.
Y lo malo es que la muerte es eterna.
Amparo tratas un tema delicado y complicado en este post, pero me alegro que nos invites a reflexionar sobre ello ya que no lo hacemos.
Estoy de acuerdo en que la vida es para vivirla y disfrutarla al máximo mientras estamos bien.