Crónica de una caída anunciada

Hace varios meses la profe tuvo una caída que la dejó descaderada, siendo operada y quedando no muy bien, pues aun anda en terapia para tratar de enderezarle la rodilla que le quedó un poco chueca.

Estando en estas condiciones, donde moverse para ella es un sacrificio, uno de sus hijos tuvo la brillante idea de llevar  un cachorro a la casa, pequeño el animalito, muy lindo él, todo tierno, pero resulta que estos bichos crecen, son juguetones y requieren de un espacio para ellos jugar y dar rienda suelta a  toda la energía que tienen.

La casa no tiene patio, toca sacarlo afuera a hacer sus necesidades si no se quiere que toda la casa viva pasada a miados y mierda de este animalito. Pues resulta que ella todos los días lo sacaba afuera y el animalito le gustaba hacer sus necesidades en la mitad de la calle. A riesgo de que cualquier conductor pasara y se los llevara por delante.

Aparte de que el perrito ya ha crecido de una forma que no camina sino que arrastra a la persona que lo lleve.

Y todo el vecindario, y los mismos taxistas le advertían a la profe de que ese perro la iba a lastimar en cualquier momento. «Pero que puedo hacer, me toca sacarlo sino se orina adentro». Decía la profe.

Pues dicho y hecho,  días pasados  el perro la tumbó y ella cayo en su mano derecha, quedando quebrada la muñeca. Ahí quedó mas descuadrada de lo que ya estaba, dando gracias de que no se descuaderno de nuevo la cadera, pero igual quedó manca y sin saberse si puede utilizar de nuevo su mano.

Entonces encerraron al perrito en una parte de la casa colocándole una puerta para que no estuviera por toda la casa, pues parece una cabra loca. Todo lo daña y a todos quiere morder y jugar. Él no tiene la culpa es un cachorro con todo su potencial intacto, pero no es apto para estar en un sitio cerrado y al cuidado de una persona minusvalida, o de unas niñas que no tienen la fuerza suficiente para mantenerlo a raya.

Hoy que fuimos a saludarla y ver cómo seguía, no estaba el perro se lo llevaron para que lo cuidaran en otra parte, dizque mientras que miran a ver qué hacen con él. La profe les dice que allí no quiere de nuevo al perro, pues no quiere que el día de mañana el perrito este la deje en silla de ruedas.

Pero el decir de los hijos es que ella no quiere a los animales, algo que me parece de una desconsideración, o será que prefieren a los animales a su madre, todavía ven como quedó y le salen con esta perla.

Todo este rollo me hizo acordar cuando mis hijos eran más pequeños y querían un perrito. Pues el que había en la casa había muerto atropellado y yo había dicho que no quería mas animalitos en la casa. Ni perro, ni gatos y no es por que no los quisiera, a mi me parecen lindos, tiernos y muy buena compañía, pero también sé de lo que requiere tener un animal bien tenido.

Ellos son como niños, necesitan de los mismos cuidados y hasta más, así que cuando a mis hijos le regalaron un cachorro y lo llevaron a la casa, más lindo el perrito me hacia musarañas y todo, con mucho pesar se los hice devolver.

Ellos quedaron muy resentidos conmigo, pero yo les dije que cuando tuvieran su propia casa y ellos mismos se pudieran hacer cargo de sus mascotas pues que tuvieran las que quisieran, pero que a mi no fueran a encartar y a ponerme más trabajo.

Pero es que nosotros lo cuidamos, decían.

Si claro, como no. Se van a estudiar todo el día ¿y quien es la que queda encartada con el bicho? ¿quien le tiene que dar de comer, limpiarle sus cochinadas?

No me frieguen, y en el caso de que sean más grandes, como el hijo de la profe que sale a trabajar, ¿quien es la que se jode? La que queda en la casa.

Ellos son muy cómodos y se les llena la boca diciendo que quieren mucho a sus mascotas, pero como no, si no son los que están al pendiente, solo a raticos. Así cualquiera tiene animales.

Pasa lo mismo con los hijos. Los jóvenes de hoy día son felices teniendo hijos y encartando a los abuelos, o a los familiares con ellos y no es suficiente uno.

Eso se ve a los viejos con los nietos por que los papás trabajan, estudian o se meten a cualquier cosa con tal de no estar con los niños, y ya pasan a no tener vida propia sino a vivir de acuerdo a las necesidades de los hijos de sus hijos, cuando son ellos los que deberían asumir su responsabilidad. No los demás.

Y es que al fin y al cabo los animales y los niños son muy parecidos.

Pero bueno, a todas estás ¿has tenido tú una caída anunciada alguna vez?