Así es la policía de mi pueblo

La policía de mi pueblo son una belleza. El sábado llamé a poner la demanda de que me robaron algo dentro de mi casa por prestar el baño.

Como ahora la nueva ley es que no se le puede negar el servicio a nadie, mucho menos si se tiene negocio, pues por acatar las leyes dejé entrar al ladrón, el cual al ver mi ebook se le abrieron tamaños ojos y que dijo: «aquí me hice el día y bien tempranito, con esto no tengo que trabajar en varios días». Pobre iluso.

Le conté el cuento  a una amiga y ella me cuenta a su vez lo que le pasó a otra a miga por no dejar entrar al baño a una señora embarazada.

Como ya ha pasado que se hacen las barrigonas para robar, pues ya no se sabe en quien confiar y ni modo de ir le tocando la panza a la gente para ver si de verdad tienen el estómago lleno de huesos o de trapos.

Pues resulta que la señora era la esposa de un policía y fue y demandó a la chica por no prestarle el baño y ¡ohhhhh sorpresa! de una la policía atendió la demanda y le fueron a poner problemas a la pobre empleada que lo único que sigue son las ordenes de los dueños de no prestarle el baño a nadie.

La pobre al ver el despliegue de policías se puso a llorar del susto, pues la trataron como si hubiera cometido el peor crimen del mundo, porque para acorralar a una pobre e indefensa mujer están listos y se creen los muy valientes, pero cuando les dije que sabía el paradero del ladrón ahí si se les arrugaron las pelotas para enfrentarse a alguien que les podría dar la pelea.

Llegando a la conclusión de que para la policía es mas importante los chismes de cocina que la integridad de la comunidad, o toca acostarse con cualquier policía para que le paren bolas a la hora de que se requiera de ellos.

Y es que a la final, hay que tener corona así sea de piojos.

Y estas dos versiones pasaron el mismo día, al parecer estaban muy ocupados allanando y atropellando a una pobre chica, mientras que los ladrones se paseaban por el pueblo como Pedro por su casa y en las narices de ellos mismos.

La chica se salvó de que le impusieran una multa, porque otra compañera de ella más avispada les dijo que demandaran a la empresa, al fin que ellas solo obedecían ordenes así que se entendieran con el pez más grande. Algo que por supuesto no hacen, acaso son bobos, ellos saben con quien se meten y siempre es con los más débiles.

Para que nos demos cuenta con quien se puede contar, o será que toca lamberle las botas para que se dignen atender a los pobre mortales.

Pero ahí  si están miando fuera de coca conmigo, de rogar poco y como son como los médicos: un mal necesario pero bien lejos, de ser posible.

Cuando no es que el atropellado viene a ser la víctima. El ladrón está en su trabajo, si logró su objetivo fue que lo hizo bien, al parecer dice la gente que le ha tocado ir a las estaciones a demandar algo que la policía los trata como si los delincuentes fueran ellos, cómo se atreven a ir a entorpecer el trabajo de los honrados ladrones. Toca dejarse robar y poner buena cara si es que se queda vivo para contar el cuento.

Por lo tanto cada vez estoy más desilusionada de estos señores que mal recuerdo si tengo de ellos. Desde niña, una vez me quitaron un lazo con el que estaba saltando a la cuerda, con eso tuve para tenerles mala voluntad y si por mi fuera que ni me noten, por que caer en manos de ellos es como caer en manos de los médicos, nunca se sabe si se sale ileso de ese encuentro cercano.