Si hablaron de Cristo no van a hablar de nosotros, pobres mortales. Me da risa con las cosas que sale la gente.
A mi negocio llegan personas con historias y cuentos que no se necesita preguntar para estar informado. Porque sin querer queriendo termino sabiendo las incidencias, que nada me importan pero que tampoco me molesta saber, porque eso sí lo que me dicen a mi solo lo saben los que me leen, y difícil que adivinan de quién hablo.
El caso es que en estos días escribí algo y varias personas se sintieron identificadas con el tema y me hicieron el reclamo de que estuviera ventilando estos asuntos al aire.
Y les dije: «¿y es que en alguna parte los nombro a ustedes? A ver, no se me crean el ombligo del universo, que el tema de las peleas es el pan de cada día en muchas familias y solo estoy reflejando la cruda realidad con algunos ejemplos.»
Y es que definitivamente al que le caiga el guante, que se lo chante y si no quieren que se hable del asunto, no den papaya, que yo como digo una cosa digo la otra.
Bueno me estoy desviando un poco del tema, pero es que se relaciona un poco.
Resulta que una señora llegó a mi negocio y empezó a hablarme de la soledad en que se encuentra en estos momentos por la pérdida de su esposo con el que llevaba más de 50 años de casados, que con tantos años y aún dormían acucharados, «ah, que bonito» le dije, y que triste debe ser luego de tantos años sentir ese vacío, más que ya los hijos andan lejos y cada uno con rancho aparte.
Le comenté a mi marido lo de la señora, ya que él los conocía pero no sabia que se había muerto el señor y me va diciendo «jum con lo pollera que era la señora cuando joven, recién casada.»
Esto es lo que tienen los pueblos, si se pone uno a ver, como que todos tenemos cuento para que nos saque los chiritos al sol.
Y así por el estilo por más recatadas que nos queramos poner, la gente siempre hablará, no siempre para bien, pero es lo que hay.
La mitad de la gente se comerá a la otra mitad, por eso hay que ruñirle el rabo a todo lo que se pueda, pues lo mismo harán con nosotras.
Muchas personas viven mortificadas por el qué dirán, qué dirán los vecinos, qué dirán la familia, qué dirán los amigos, qué dirá el perro y el gato y nunca se preocupan de vivir la vida a su manera, sino a toda hora pensado en los demás como si los demás les fueran a mercar, a pagar el arriendo, los servicios…
No, la gente solo sirve para criticar y poner piedras en el camino, otra cosa es un consejo y que el que lo reciba lo quiera poner en practica, si ve que le sirve.
A mi me gusta los consejos de las personas que tienen más experiencias en cosas que uno las ve fácil, pero es bueno escuchar la otra cara de la moneda. ¿Cuántas soluciones no se le da a un problema por el mero hecho de escuchar la opinión de alguien más?
El hecho de aceptar un consejo no quiere decir que se esta haciendo lo que la otra persona dice, sino que se acepta que hay otra solución que puede ser igualmente viable.
Cuando se habla de los problemas con alguien más por lo regular resulta unas soluciones que a uno no se le había ocurrido.
Al menos a mi me pasa cada rato con las chicas con las que salgo a caminar, nos ponemos a hablar de cosas y yo cuento mis inquietudes y cuando menos me acuerdo tengo la solución a la mano. Es que las penas compartidas son menos.
Es cierto que no a todo el mundo se le puede contar lo que te pasa, pues muchas veces en vez de ayudar lo que hacen es enredar más la pita o dan unos consejos tan chungos que esos si los siguen al pie de la letra y se queda peor que al principio.
Al menos yo espero que todo lo que digan de mi sea cierto siquiera la mitad, que de la otra mitad me encargo yo de confirmar 😀
Además que hablen bien, que hablen mal, pero que hablen. La envidia es mejor despertarla que sentirla, y si somos la comidilla de alguien es que somos muy importantes y nunca tendremos contentos a todos, así que a quien le importa que se preocupe.
Estamos en una sociedad donde hay que aprender a vivir para no incomodar, más no para dar gusto.
Aparte de que la historia de hoy mañana ya será periódico de ayer, y otras noticias u otras personas pasarán a ocupar la atención de quienes viven pendientes de los demás. Conclusión: no seremos eternos en la cocina de la gente.
¿A ti cómo te va con el miedo al qué dirán?
20 respuestas a «¿Miedo al qué dirán?»
Hola Amparo:
¡Cuántas cosas no haríamos si aprendiéramos a ignorar los comentarios de terceras personas! Incluso los consejos mejor intencionados, a veces, pueden ser un freno a nuestros proyectos y ambiciones. ¡Prueba a decirle a tu madre que vas a dejar tu trabajo fijo porque quieres ser freelance y verás la avalancha de amorosos consejos maternales!
De todas maneras, esas personas que tanto tienen que opinar sobre las decisiones y la vida de los demás ¿no será porque la suya es pobre y aburrida? Al igual que existe el aprendizaje vicario, existe el vivir la vida a través de otros más valientes, más decididos y, por lo general, más felices.
Eso es verdad, muchas gente prefiere vivir su vida a través de otras que de las suyas propias.
Amparo me ha gustado mucho este post, primero porque siempre tienes la facilidad de hacerme reír mientras te leo, y segundo porque esa forma tuya de contar las cosas es tan particular y amena que es como escucharte más que leerte y eso es muy valioso para mí. Y claro que siempre van a hablar mal, nosotros también lo hacemos, y muchas veces lo hacemos más para conectar con el otro, para establecer un vínculo o una relación. A mí me sigue incomodando que hablen mal de mí, no lo puedo negar, pero entiendo que es parte de la vida misma y que el criticar es un forma común de cómo la gente lleva a cabo muchas de las conversaciones cotidianas para comunicarse y relacionarse. Saludos.
Siempre es incomodo saber que hablan mal de uno, pero me imagino que es algo normal en la vida, así como nosotras mismas decimos algo de los demás.
¡Cómo me ha gustado tu post! Tienes tantísima razón con este tema Amparo.
Voy a contestar a tu pregunta de la forma más sincera: A mí lo que piensen los demás me da exactamente igual. Si eso nos afectara hasta el punto de actuar para tener a todo el mundo contento y que así no pudieran decir nada negativo nuestro, estaríamos locos. Pero como ya sabemos, así es como viven algunas personas. No es mi caso.
Sin embargo, cuando la opinión viene de personas queridas, por supuesto que escucho y medito y pongo en práctica. Eso sí me interesa, me importa y escucho. Porque entiendo que lo hacen desde el cariño, pero también es cierto, que no quiere decir que siga el camino que marcan las opiniones de la familia y amigos.
Hay que ser fiel a uno mismo. Eso es lo importante, y lo que piensen y cómo reaccionen los demás, no lo podemos hacer nuestro.
Muchas gracias por tan buena y sensata opinión 😉
Un abrazo
si, dependiendo del tono en que se digan las cosas, se pueden tomar en cuenta, no siempre será lo mejor, pero ya es decisión de cada quien.
Hola Amparo
Divertido y cercano, tu post!
Me encanta tu frase: «No seremos eternos en la cocina de la gente».
¡Qué cierto es! ¡Y cuánta energía malgastamos cargándonos de importancia, creyendo ser el centro del mundo!
Mañana a nadie le importará si fuimos correctos. Vamos a VIVIR, ¿no?
Abrazos, Amparo.
Vivir el momento es lo que nos debería importar.
Me encanto leerte Amparo. Tienes una forma muy cercana de contar, parece que estaba a tu lado escuchando la historia de hoy. Pues al leerte se siente tanta ligereza,tu manera de saborear la vida es tan sincera y amena. Yo estoy en el camino de transformacion de ver que cada dia hay que aceptar y vivir de mejor manera y no prestar tanto atencion a las criticas y lo que pensaran o diran. Soy persona muy sensible y tomo muchas cosas muy flor de piel. Tanto desgate es muy malo para salud incuso. A veces solo escuchar sin decir nada y dar consejos puede tener un efecto terapeutico. Es muy cierto que «penas compartir son menos» Muchas gracias por comparitr esa historia y que la vida sea llena de experiencias enriquecedoras cada dia. un abrazo
Hacer oídos sordos a los comentarios mal intencionados de las personas, muchas destilan veneno.
Amparo siempre va a haber alguien que hable de una, hagas lo que hagas o sea que mejor hacer lo que una quiera, sin hacer daño a nadie. Es parte de ser humanos hablar de otros, comparar, etc no siempre es fácil que no te afecte lo que dicen de ti, pero igual es mejor no saberlo jejeje …aunque otra cosa es pedir opinión a la gente con la que te entiendes y que aprecias, porque sabes que te ayudarán y te será más fácil encontrar la solución a eso que te preocupa…ya dicen que las penas compartidas lo son menos 😉
Es verdad, las cargas compartidas pesan menos y a veces, la gente con tal de quitarse ese peso, ayudan de una u otra forma.
Hola!
Me gusta muchísimo el tono con el que narras los hechos y las historias. Es mejor ignorar ciertas cosas, y a ciertas personas que se creen el ombligo del mundo y que todo gira en torno a ellas. ¡No lo entenderé, jamás!
Un abrazo gigante!
Esas son las mas peligrosas, creen que todo lo que se dice es por ellas, a metros, preferiblemente.
Lo que tiene los pueblos pequeños es que los chismes tienden a hacer mucho más daño porque nos afectan mucho más, pero una cosa es cierta si uno no deja que le afecte o al menos no permite que pase marcando claramente bien las líneas que separan las relaciones que se crean, sería lo mejor, pero claro una cosa es decirlo y otra hacerlo :/
Pueblo pequeño, infierno grande y dependiendo de las personas que se rodee es peor el infierno que se puede vivir.
Yo últimamente no me preocupo en el que dirán, antes me preocupaba mucho de ese tema. Pero no.
Me encanta como narras la historia, es que en los pueblos las cosas cuando pasan de boca a boca va perdiendo el mensaje verdadero.
Saludos.
Parece un teléfono roto, las noticias siempre llegan distorsionadas.
¡Qué buen post, Amparo!
Me ha trasladado a la época en la que vivía en un pueblo pequeño y sí que me importaba mucho el qué dirán…pero claro, era más joven y ni yo misma tenía muy claro cómo quería actuar ante cada una de las situaciones.
Cuando fue pasando el tiempo y me fui conociendo mejor, fui capaz de saber qué es lo que realmente quería hacer o decir, por lo que empezó a importarme mucho menos lo que diría la gente.
Por eso creo que, gran parte de la solución para no dejarse llevar por el qué dirán, está en conocerse a una misma e ir actuando en consonancia. La satisfacción por actuar conforme a tus ideas es mucho más fuerte que lo que puede suponer que hablen o no.
Un abrazo!
Y muchas veces dependiendo de quien viene las criticas a si se toman.