Una miada embolatada

Arreglada la play, soy la encargada de ir por ella y ni corta ni perezosa armo maleta y las que se van, cuando llega mi marido no encuentra ni el polvero.

Se supone que ya me se manejar en los MIOs, al fin que míos son, pero que va, no falta la guinda del pastel  y esta vez que parecía que iba a ser muy fácil, pues me pasé un poquito de donde me tenia que bajar la primera vez.

De ida me tenia que montar en un bus que me dejara en otra parada, para coger el MIO que me llevara hasta donde mi hijo, él me va siguiendo por el camino, cuando contesto el celular, claro, como cosa rara sino lo dejo en la casa, lo meto en la maleta y ni lo escucho.

Así que antes de llegar  a Cali, muy de buenas él, alcancé a oír que sonaba y le contesté y me dice que me baje en tal parte, llegué a otra y ahí tenía que coger otro. Sencillo, no había pierde.

Pero resulta que en medio de tanta gente no me dejaban oír las paradas ni ver por dónde iba. Sabia que era cerca, pero cuando pude ver las paradas, nada que veía la que necesitaba, ya estaba pesando que me había montado en el MIO que no era, pero que raro si se supone que el bus iba hacia allá y así mismo cogí el transporte, ¿entonces en dónde me perdí?

Pues le pregunté a una señora que iba a mi lado y me dijo que hacia rato habíamos pasado esa parada, que ya iba era para el sur y yo iba para el norte, que me bajara en la próxima parada y cogiera otro de los mismos que me devolviera a donde iba. Qué lío.

Lo peor no era tenerme que devolver, ahí no hay pierde, lo malo era que tenia una miada que si me movía mucho podía pasar un accidente.

Y luego a esperar el otro bus, que a veces se eternizan o pasan bien llenos. Ni modo de meterme en esos buses atestados donde quede bien apretada y que me zarandeen como vendaval sin rumbo, así que la demora fue un poquito más.

Cuando al fin pasó uno medio vacío, me subí en él pero no me senté, pues había que alzar el pie y no estaba como para hacer maromas. Así que todos los chicos me ofrecían asiento y yo no, gracias, tranquilos, sientensen ustedes, voy bien de pie. Ni modo de ventilar  a los cuatro vientos que  estaba a punto de hacerme chichi.

Al ver que este bus tampoco parecía que iba a llevarme para la parada que necesitaba, opte por bajarme en una estación que ya sabia que podía coger el transporte que me dejaba unas tres cuadras más abajo, pero ya conocía el camino, así que es mejor viejo conocido que nuevo por conocer.

Este bus si estaba más desocupado y me pude sentar en uno de los asientos bajitos. Me acomodé, saqué el celular y que entra la llamada de mi hijo que estaba desesperado porque no le contestaba desde las 7 de la noche y ya iban a ser las 9 y esta fue la charla:

– que dónde estaba que tanta demora, que por que no contesto el celular

– como lo voy a contestar colgada de un bus, ni modo que me ponga a dar papaya con esos aparatos en medio de la gente. Además ya voy, solo me perdí un poquito,

– cómo que se perdió, si yo le indiqué bien qué bus tenía que coger,

– si y lo cogí, solo que me pasé unas cuantas parada, pero ya voy llegando.

Me bajé del bus, y paticas pa que las quiero, al mecho llegue a la casa, ni salude ni nada, tenía una chchi necesidad urgente, la boca me sabia a champaña, así que apenas desagüé, descanse y ahí si a que me terminaran de regañar, pero ya eso fue como si nada, lo otro si era horrible y ni me quiero imaginar si la urgencia hubiera sido otra.

Definitivamente nada peor que estar perdida y con una miada en camino ¿Alguna vez te ha pasado?