Este año me cambiaron al bombero que iba a revisar el negocio y al que llegó le dio por que tenía que poner un aviso de ruta de evacuación en el negocio de al lado. Como si hubieran muchas puertas por donde la gente pudiera salir en caso de alguna emergencia. Además, tenía que llevarle el extintor a la sede de bomberos, no como hacia el otro señor que se llevaba y me traía el extintor y la factura. Así que le dije:
– Mire, el otro señor era más de bello, yo no necesitaba ir hasta allá. Así que usted también debe de hacer eso porque no tengo tiempo para ir.
– Entonces me dijo: «bueno, yo se lo llevo y se lo traigo, pero me demoro porque esta semana ando muy ocupado»
– Ah, no se preocupe tráigalo cuando pueda no hay afán, para lo que se utiliza, yo con tal de no hacer esas vueltas, espero.
– Y el cartelito para qué, si de todas maneras no hay sino una sola salida y la puerta es lo suficientemente ancha para que la vean. Ni modo de que se pierdan.
– Pues en todos los negocios debe haber una señalización, es la Ley
– Ah ya, y esa Ley cuánto vale o es cortesía de ustedes,
– No, el cartelito tiene un módico costo,
– Ah ya veo lo que quieren es deshacerse de los cartelitos, bueno entonces cuando venga y me lo traiga, usted mismo lo ubica donde crea que deba ir.
Cuando vino a traer el cartelito no estaba yo, entonces lo dejó para que lo colocara la mata de la amabilidad, que no supo por dónde metérselo y ahí estaba en cualquier parte esperando que un alma caritativa le pusiera uso.
Entonces, yo lo coloqué en mi negocio hacia dentro, señalando para el baño que es el sitio de evacuación que deben utilizar los niños y lo único que se evacua perentoriamente.
Y es muy chistoso porque antes poco usaban el baño, pero desde que coloque el cartelito los chicos piden prestado el baño y yo les digo sigan la flecha. Si siguieran la flecha se irían contra la pared, esas flechas son un despiste nada más.
A ver qué dicen cuando pasen revisando, serán tan lentos que me criticaran por haberlo colocado donde no era, según ellos, para mi quedó donde se ve que sirve para algo.
Cada día salen con más cosas y son más ineficientes los nuevos empleados o es que los viejitos me mal acostumbraron y ya quiero que todo sea a pedir de boca. Se junta el hambre con las ganas de comer, pero no todo es malo, es cuestión de hablar y de que todo siga como me gusta.