Me había hecho a la idea de que no iba a llorar más, que ya había superado la etapa y que era natural lo que vendría, pero está visto que nunca estamos lo suficientemente preparados para nada y eso de que a los demás son a los que les pasan las cosas no tienen nada de cierto, pues todos estamos propensos a que nos pasen directa o indirectamente, pero así mismo duelen y es inevitable que las lágrimas salgan solas.
En el entierro de mi sobrina, me dije que no lloraría que ya estaba preparada para estar en el velorio de las cenizas y luego en la misa. Pero una cosa es decir y otra estar allí rodeados de todos los que de alguna forma estábamos vinculados con ella y que la recordábamos con cariño y mucho amor.
En el momento en que mi hermano y su familia entraron con ella en las manos a la iglesia, es inevitable que las lágrimas salten como manantiales y todos allí dejamos fluir lo que sentíamos, pues ya no era por la que se fue, sino por los que estaban sufriendo un dolor tan grande en ese momento.
Es que todos tenemos cola que nos pise y si nos ponemos por un segundo en los zapatos de ellos, se siente que se parte el alma y no se puede evitar que la emoción salga a flote.
Desafortunadamente estamos en una sociedad donde se mueve tanto protocolo. Esto hace a mi parecer más intensa la pena de los dolientes, pues entre que cada uno va y dice algunas palabras de consuelo, que más que consuelo solo remueve las heridas y hace que la pena que se siente se intensifique y deseemos desaparecer y estar en el lugar del que se fue.
Al fin que aunque está dando la cara con sus restos no tiene que lidiar con la gente que de tan buena fe quieren consolar.
Encima estas misas cantadas y con esa música tristona y sentimental, son peor. Lo único bueno fue el sermón del cura donde dejó en claro que en el destino tenemos preparados el camino para llegar a él (Dios) de una u otro forma y que es como un jardinero que cuida su jardín y que cuando ve la flor más hermosa la corta y se la lleva.
De esta manera cuando alguien se va es porque ya vivió lo que Dios le tenía destinado a vivir. No importa la edad, ni los planes que tuviera para más adelante, ¿Si dio a su hijo amado por todos nosotros, no se va a llevar a un simple mortal cuando le plazca?
Bien decimos que los hijos son prestados o que en este mundo estamos de paseo, a unos se les acaba más pronto que a otros. Muchos podemos renegar de que se lleve a personas tan jóvenes, mientras que deja sufriendo a tanto enfermo, ancianos y desechables que con mucha alegría se irían a descansar, pero eso no lo decidimos nosotros.
Las lágrimas siguen siendo una cosa inevitable
Luego la dejada del cofre en un osario, es algo horrible. Igual que si se dejara el cuerpo en el féretro. Estas cosas no deberían de existir, creo que a la final estoy de acuerdo en esparcir las cenizas en cualquier lugar del planeta, pues en un cofre igual quedamos encerrados.
Pero solo son mis impresiones y además que aún no me pasa, pero al menos es lo que me gustaría para mi. Si no van a estar alegres y enrumbados que ni se desvelen velando mi cuerpo, que ya no les voy a dar nada y lo que fue ya fue, lo demás solo es el morbo de la gente.
Me acordé de una amiga a la que se le murió su madre y al parecer la enterró de una. Sin avisar. Muchas personas la criticaron por esto, pero creo que hizo lo correcto, si era el deseo de la interesada.
Muchos no estamos de acuerdo con estos circos que se arman, pero como toca hacer esto o aquello por que así está estipulado. En muchas ocasiones ni se respeta el deseo del interesado y se hace lo que nos da la gana y lo que creemos mejor y todo por el que dirán.