Las personas pesimistas solo ven problemas, nunca soluciones. Lo único que hacen es poner piedras en el camino de la gente que si quiere salir adelante eso ven solo lo malo y lo peor es que inyectan de su negatividad a todo el que se deja.
En su diario vivir solo viven pensando todo lo malo que puede pasar, parece que no pueden pensar que algo bueno puede suceder, viven precavidos y pendientes hasta de su sombra. Les contaré la historia del pesimismo que les hará olvidar por un momento lo poco que les queda de vida.
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Todo empezó en un triste pueblo dentro de un deprimente país. Cerca de allí, un meteoro de 5 kilómetros de diámetro se acercaba a una central nuclear. El Alcalde del pueblo intentaba tranquilizar a los ciudadanos con estas palabras:
Alcalde: Tranquilos, el impacto del meteorito no nos afectará, sólo nos dejará incomunicados y sin ningún tipo de transporte que nos provea de alimento. La nube de polvo tóxica cortará cualquier tipo de comunicación. Por suerte, la onda radiactiva que llegará aquí no será mortal. Sólo provocará que nuestros cultivos se estropeen, que no podamos comer y que enfermemos gravemente. También se nos caerá todo el pelo…
Pueblerino cateto: ¿También el de la zona púbica?
Alcalde: Sí, aunque no descartamos que no se caiga solo.
Esto provocó una ola de pesimismo que se expandió por todo el país (si se llega a llamar país).
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Es hasta divertido sino fuera porque son como una plaga que arrasan con todo y así los hay a montones, unos más evidentes, otros menos y todos en alguna forma somo asi en determinadas situaciones. Es cierto que hay días en que todo lo vemos gris, pero tampoco como para hacer que lo gris que vemos se lo hagamos ver a todos.
Lo malo de algunas cosas es la hipocresía de la gente, quieren meter moralidad donde les conviene, como si no fueran peores de lo que aparentan. Ayer estaba pesimista, hoy ya veo las cosas de otra manera, pero al menos no contagie a nadie con mi mal rollo. Bueno, espero.