A veces creemos, pensamos, decimos cosas sin bases reales, solo se especula y una cosa es ver y otra creer, así que para dar cuenta de las cosas hay que verlas personalmente para poder opinar y ni así, porque cada quien ve lo que quiere ver. Por más que se diga, se opine, cada uno tiene que tomar sus propias decisiones de las cosas que nos marcaran el resto de nuestra vida.
Por muy buenas intenciones que se tenga para una persona, por más que se le diga y se le quiera hacer ver nuestro punto de vista, mientras que la parte contraria este obcecada no escuchará ni entenderá términos diferentes a los que su mundo aparte lo hace ver.
Es como cuando se está enamorado que solo se ve a la persona, no las condiciones de vida que se tengan, se dice que el amor es ciego y que hasta debajo de un puente se podrá ser feliz, pero hasta donde o hasta cuando el amor seguirá ciego. Oros dicen que el amor entra por la puerta y con las necesidades sale por la ventana, si hay ventanas, sino queda encerrado con todo y la inconformidad que se encuentre y hasta nos acostumbramos a ellas.
Bueno, el caso es que se ve cada situación en nuestro entorno, donde opinar es tan fácil y decir yo no haría esto o aquello, pero solo son especulaciones pues los interesados están en su mundo donde poco importa lo que los demás digan.
Y yo digo que nadie escarmienta en cabeza ajena ni por experiencias de otros, cada uno tenemos que meter la cabeza y darnos de bruces con la realidad, sólo así se sabrá si las cosas son tan buenas como las pintan o si la realidad no supera la ficción ni el limbo donde vivimos porque el amor nos tapa los ojos y cuando los abrimos ya es tarde para recapacitar y estamos hasta el fondo y por equis o ye razón ya no podemos salir a flote, en cambio si podemos caer en picada.
Hoy ando analizando cosas que a cualquiera nos puede pasar y es tan fácil caer en ellas, pero difícil luego sacar la pata, pero igual se debe experimentar cosas para luego darnos cuenta de si eso es lo mejor o habrá cosas mejores. Sólo si nos pasa, nos daremos cuenta. Por que si nos basáramos en experiencias ajenas pocos se casarían o tendrían hijos, así que el mundo estaría en vías de extinción, por lo tanto toca cosechar para recoger.