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La mama más mala del mundo

Siempre estuve segura de que me había tocado la mamá más mala del mundo. Desde que era muy pequeña, me obligaba a desayunar o a tomar algo por la mañana.

Antes de ir a la escuela, por lo menos debía tomar leche, mientras que otras madres ni se ocupaban de eso. Me hacía un sándwich o me daba una fruta, cuando los demás niños podían comprar papitas y comer otras cosas ricas. ¡Cómo me molestaba eso! Y también sus palabras: «Come, ¡anda!, ¡no dejes sin terminar!,¡acaba! , ¡hazlo bien!, ¡vuelve a hacerlo!», y así siempre…
Violó las reglas al poner a trabajar a menores de edad, y me obligaba a hacer mi cama, a ayudar en la preparación de la comida y hacer algunos mandados. El más horrible, era ir por las tortillas con ese calor y las largas filas. ¡Cuánto trabajo!
Fui creciendo y mi mamá se metía en todo: «¿quiénes son tus amigas?, ¿quiénes son sus mamás?, ¿dónde viven?». Lo peor fue cuando empecé a tener novios.
Mientras las otras amigas los podían ver a escondidas, yo los tenía que pasar a la sala y presentarlos. ¡Era el colmo! Y el interrogatorio de costumbre: «¿Cómo te llamas?, ¿dónde vives?, ¿qué estudias?, ¿trabajas?».
Los quehaceres fueron en aumento… que barre, que arregla el closet, todo eso era enfadadísimo. 
Los años también pasaron. Me casé e inicié una nueva familia. Ahora soy madre también, y en este 13 de mayo me acerco a comulgar y con gran satisfacción le doy gracias al Señor por mi mamá. Gracias al cuidado que tuvo con mis alimentos crecí sana y fuerte, y cuando llegué a enfermarme me cuidó con mucho cariño.
Gracias a la atención que puso en mis tareas logré terminar mi carrera. Gracias a que me enseñó a hacer labores en la casa ahora tengo mi hogar limpio y ordenado y sé administrar mi hogar. Gracias al cuidado que puso para que yo escogiera a mis amigas aún conservo algunas, que son un verdadero tesoro… Gracias a que conoció a mis amigos, pude darme cuenta quién era el mejor y ahora es mi esposo.
«Gracias, Señor», le diré desde el fondo de mi corazón, «por darme a mi mamá, a mi mamá querida, a quien solo le vi defectos y no cualidades, a esa mamá, que me ha amado tanto y me formó tan bien. Sólo te pido, Señor, que ahora que tengo mis hijos, me consideren la mamá más mala del mundo».
Este escrito lo copie de mi grupo de frivolité, que Lilia Caldelas Arroyo nos lo compartió y yo lo quiero compartir con todos mis amigos, en esta fecha tan especial para todos los que tienen a su madre viva y para los que ya no, pero la tuvimos y fué una persona asi, tan especial, tan mala para nuenstra inocencia, pero cuando nos tocó a nosotros hacer este papel, comprendimos mucho de lo que ella nos decía.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

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