Anoche me invitó mi marido a rumbear, pero donde queríamos ir iban a presentar unos artistas y no estaban cobrando la entrada, pero si se quería abajo, cerca de ellos, había que comprar botella de aguardiente, no caneca, como acostumbramos nosotros.
Además, que con una caneca nos es más que suficiente. Entonces que se encontró con un amigo, el que casi siempre se nos sienta al lado cuando salimos y que le dijo que entre los dos compraran la botella, para que así no nos saliera tan caro.
Cuando me dijo que íbamos a salir con él, poco me gustó, pero no le dije nada para no torear avisperos, pero este tipo poco me gusta y salir con él menos.
Llegamos allá, donde nos estaba esperando el señor este, y casi no nos dejan entrar porque ya estaban dizque todas las mesas separadas de la parte de abajo. Entonces el señor dijo que ya tenía separada la mesa para nosotros, que hacia rato había entrado y la había separado, le dijo al portero.
Nos dejaron entrar, y mentiras que no tenia separado nada, pero como había espacio pues pudimos escoger una cerca de la pista.
Cuando llegó la hora de pedir el aguardiente y repartir el costo, que este señor empezó a echar en cara que si la gaseosa que yo había pedido, que si yo también iba a tomar, que él porque me tenia que gastar a mí ¿Acaso yo había ido con él?
Vea pues, la manzana de la discordia era yo ¿Será que quería haber salido sólo con mi marido? se lo quería bailar él o que.
Viendo el despelote que este señor estaba armando, por 500 pesos de más, que me dio rabiecita y le dije a mi marido que pagará él toda la cuenta y que este señor se fuera de la mesa, que que pereza andar con tacaños que no cagan en falda por no ver rodar el bollo.
Pues que se le devolvió el dinero que había dado y salió echo un Tití de allí, ni idea para donde , porque en toda la noche no lo vimos en el local. Se fue con su tacañeria para otra parte. Qué agonía de tipo.
Nos quedamos solos y pasamos rico. Siempre he dicho que es mejor solos que mal acompañados.
Nos salió cariñosa la salida, pero eso que le sirva de escarmiento a mi esposo, que compañía ni con la cobija, de milagro no nos echó de la mesa que él había conseguido, creo que no cayó en cuenta en ese momento, sino de patitas en la calle nos hubiera puesto.
Además, que los tales artistas bien maluco que cantaba, ni tenían talento ni nada, o era el sonido que no les ayudó, pero a esa hora yo ya estaba más prendida que el árbol de Navidad y que me dio sueño y ya no aguantaba el ruido que hacían y que le dije a mi marido que nos fuéramos ya, que para mí fue suficiente por esa noche, más que me habían pisado un pie y una uña me alzaron, hasta sangre tenía.
Tanta gente, qué pereza, no se podía ni mover para salir ni nada, me da claustrofobia tanto encierro.
Así que pies en polvorosa y para la casita a dormir la mona. Al fin que una botella nunca llegamos a tomar, aunque nos sobró un poquito, pero siempre tomé más de lo que normalmente tomo, no se podía desperdiciar la ganga ofrecida.
A ver si con lo de hoy, nos quitamos de encima a este tacaño de por vida. Porque salir con tacaños es lo peor que uno puede hacer en la vida, eso de que miren cada centavo, es deprimente.
10 respuestas a «Salir con tacaños»
Ay no, que pereza la gente tacaña, si no le gusta gastar qué hacía allá? Sería que quería gorrearles a ustedes la salida, pero no le resultó como quería 🙂
Para nada, le salio el tiro por la culata.
¡Hola, Amparo!
Es la primera vez que visito tu blog y me han encantadon la frescura y la naturalidad con la que cuentas tus vivencias y las compartes con tus lectores 😉
Con ganas de descubrir más historias de tu día a día, ¡un abrazo!
Pues vaya historia, Amparo. Será como dice Carolina. Que el tal «amigo» pensó que le saldría por la gorra. Y así fue. Sólo que supongo que no llegó a probar gota 😉
Si dices que el grupo fue más bien malo, igual por eso tenías que pagar una botella. Así se aseguraron que hubiera público y no se marchara la gente a los 5 minutos jajaja
ay no! que horror! buena decisión la de pagar ustedes y que él se fuera, me alegro que disfrutaran apesar de ese tipo, yo si odio algo es eso, si no te gusta gastar mejor no salgas, seguro por eso iba solo nadie quiere salir con un tacaño.
besos!
Hola Amparo! Me ha hecho reír tu historia, pues verás por suerte con mi esposo nunca hemos tenido ese tipo de experiencias, considero que uno siempre debe cuidar a las amistades y las personas que nos rodean 🙂 si bien muchas veces puede que la persona esté ajustada de dinero hay que saber pedirlo. Muchas veces no nos damos cuenta que las amistades que rodean nuestra vida en pareja pueden enriquecerla o afectarla. Un abrazo desde Bolivia
¡¡Qué historia Amparo!! Como tu dices mejor solos que mal acompañados y más si es para estar con alguien que crea problemas por una cantidad pequeña de dinero
Hay que saber disfrutar de una noche agradable y pasarlo bien en compañía de los amigos.
Hola: finalmente el plan de salida resultó, con ese señor de escasa caballerosidad un castigó. Más allá de que luego dices, mejoró. Acabaron gastando más dinero del que creían, con un sonido de baja calidad etcétera. Momentos que al menos no les costo entrada y les suma, de experiencia para intentar no equivocar otra vez la compañía.
Amparo, estoy super de acuerdo contigo.
Mejor sola que mal acompañada. Y desde luego que fue una lección para tu marido, que tenga cuidado con las personas con las que se junta, porque le puede salir muy caro, y no lo digo sólo por el dinero. 😉
La próxima vez que salgáis, ni amigos ni leches. Salida romántica para vosotros y punto!
Un abrazo
Cómo es de complicado salir con tacaños, yo lo siento pero a mí me baja todo un hombre que siempre anda mirando el dinero con miedo, con disimulo o con envidia hacia otros, ni qué decir de los tacaños, mucha pereza me dan, son personas que no dejan fluir la energía pensando siempre que se les acaba, cuando el dinero al fin y al cabo es una ilusión :/