Sigo con el cuento de los adoptados fuera del país, donde las cosas no son color de rosa, pues parece ser que esta gente lo único que tienen para ofrecerle a los niños que se llevan de aqui es dinero, lo que nos falta a los colombianos. En cambio aquí se les da amor, lo que les falta a ellos.
Claro que tampoco hay que hacer ochi con todos los marranos, pues hay de todo un poquito y son persona con problemas como los hay en todas partes y como en todo en la vida a algunos les irá bien y a otros como a perros en misa.
Algunos fueron entregados con el consentimineto de los padres, otros a punto de engaños, los hay que ya grandes quieren saber de sus padres biológicos, más que todo para reclamarle el que los hayan entregado a otras personas. Es la curiosidad y las ganas de revolver el pasado.
Como los hay también que se acomodan a su nueva situación y poco les interesa saber nada de su pasado, encontramos de todo como en botica.
Parece ser que con estos programas se está perjudicando un poquito el negocio, como puede ser que también se arregle mejor y que por lo menos la gente sepa que estan protegidos por una institución que piensa en la familia, antes que en el dinero, pero como una cosa piena el burro y otro el que lo arrea, siempre habrá los avivatos que se aprovechan de los que se dejen.