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Cosas que pasan

De muerte lenta

Esta semana que viajé a Cali, me fui en una buseta que me perece que no la volveré a utilizar así sea el único vehículo que haya, que hijuemadre tan lenta, me parece que se puede mandar por la muerte en ella y se despreocupa de que llegue algún día.
Un viaje que dura solo dos horas y media, está se demoró 4, lo único que me pareció bueno fue que casi parecia un carro particular, donde se podía hacer paradas cada que a uno le provocara, bajarse del bus a contemplar el panorama, comprar el mecatico para los que nos esperan, solo faltó que nos dieran las llaves para manejar el vehículo a cualquiera de los pasajeros.
Llevaba un libro para le fin de semana, y entre paradas y quedadas, casi me lo termino de leer, afortunadamente que no iba con afán, se imaginan que me estuviera esperando el tinieblo, llegó y no encuentro a nadie, se cansa de esperar, esa es la ventaja de viajar relajado, sin afán, que toca, pues relajarse y disfrutar, si se hace mala sangre llega uno peor, de mal genio, aunque al principio si me molesté con el pelado que dice el horario en que salen estos cacharros, pues él me dijo que dentro de 10 minutos salía, y se demoraba una hora, me parece que quedó sin ganas de ofrecerme sus servicios la próxima vez.
Cómo era la única pasajera, pues se fué recogiendo a cuanto perro y gato encontraba en el camino, entre ellos una señora que andaba en unas vueltas y revueltas, que me hizo reir con su historia, me contó que su esposo la había dejado hacía más de 14 años, y se murió en esos días, entonces ella se vino como por entre un tubo al velorio y hacer acto de presencia, como la legítima esposa, haciendo quedar mal a la señora con la que este señor vivía en el momento de su muerte, marcando su territorio y haciendo constar que ella todavía era la esposa, así no vivieran juntos y que con ella había tenido la bobadita de seis hijos, le tocaba sacar unos papeles, hacerlos autenticar, para poder reclamar siquiera la mitad de la pensión de dicho señor, todo un peregrinaje, desde donde venía, sin casi dinero, casi inválida, pero eso sí con buena labia, ojala que haya alcanzado hacer sus vueltas y que logre algo de lo que no tuvo en vida de su difunto marido, todo un paseo.

Por Amparo Bonilla

Me considero una apasionada de la vida, soy alegre, optimista y siempre encuentro lo bueno de lo malo. Tengo una filosofía de vida que consiste en hacer lo que me gusta, cuando quiero hacerlo y sobre todo sonreír porque la vida serie es muy aburrida...

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