Cuando llegaron, sirvieron lo que la abuela con tanto cariño hizo, se esmeró mucho para que le quedara lo más rico posible, pero con tan mal tino que era lo único que el chico no le gustaba en cuestiones culinarias, justo le pego en el palo.
Cuando todos vieron la comida, y supieron que a él no le gustaba ese platillo, pues que de malas, le tocaba comerselo si queria quedar bien parado y claro él muy educado no hizo ningún gesto, que notara que no le gustaba, se comió todo, quedando como un principe con la abuela, que quedó sana y pensó que le había dado donde era.
Fué el hazmerreir de todos lo que sí se dieron cuenta y le hacian la burla de como ganarse a toda la parentela, pero pasó la prueba, todos quedaron satisfechos, lo más seguro es que no lo volveran a invitar a comer de lo mismo.