Ella impuso la moda de los choferes negros que después las brujas de la edad media siguieron, pues andaban con su gato para todas partes, reforzando la creencia de que tras los gatos negros van las brujas y sus maleficios.
Estos animales deberian levantar un !Miauuuuuu! de protesta, por que fueron los más perjudicados con el chisme. Y quien sabe cuantos pobres inocentes mininos, habrán sido culpados de no se sabe cuántas desgracias, por ese parentesco anti-natura por el cual la gente afirma: «Si un gato negro se cruza en tu camino, todo tipo de desventuras se avecinan».
Pero !oh No! la mala suerte es peor si el gato negro da la vuelta rodeándote… pero no te preocupes tanto, porque es !muchisimo peor! si la que te da la vuelta es una pantera negra.
Se dice que para romper el maleficio del gato, la persona debe salir despavorida y lanzarse en picada al primer césped que encuentre en busca de un trébol de 4 hojas, que es un rompe-hechizos de primera, o procurar que una mariposa blanca se le acerque tanto como lo estuvo el felino. El problema es encontrar el trébol y la mariposa, en una de nuestras «selvas de cemento», donde quizás lo único que se pueda conseguir sea un mariposon vestido de blanco y que no rompa ni un plato.